--¿Cómo valorara la situación actual del campo extremeño?

--Depende desde la perspectiva que se haga, pues en este sector influyen muchísimos factores, como el clima, el aspecto económico... Sin entrar en detalle yo diría que en general la situación es satisfactoria, aunque siempre es mejorable.

--¿Una necesidad urgente?

--Yo creo que los servicios que requerimos los agricultores y ganaderos no deberían estar tan dispersos como lo están en estos momentos, pues como ejemplo podría indicar que desde aquí, desde Nogales, tenemos los veterinarios en Badajoz y Olivenza, Hacienda en Mérida, Extensión Agraria en Santa Marta... Además sería útil tener en cada pueblo alguien que ayudara con la documentación, pues en este sector la mayoría somos mayores de 50 años y son muchos los que tienen verdaderos problemas para cumplimentar los muchos documentos que a nos exigen para cualquier cosa.

--¿El mayor problema?

--La falta de mano de obra.

--¿A que cree que se debe?

--Pienso que a la falta de medios, pues estamos en el siglo XXI y también la agricultura y la ganadería necesita modernizarse, necesita maquinaria avanzada... y para tenerla se necesita dinero.

--La ayuda y el papel de las administraciones en los últimos años, ¿cómo la valora?

--No está mal, lo que pasa es que hay demasiada burocracia.

--En su opinión, ¿a los políticos les preocupa su sector o solo se ocupan de él en las épocas de campañas electorales?

--No se puede generalizar, pues en política hay gente amable y buena, pero si de verdad les interesara el campo, si se ocuparán siempre de la gente del campo, tendrían los servicios cerca de nosotros, el problema es que no se acercan al campo y sin acercarse a él no lo pueden conocer. No se dan cuenta de que el campo, la aceituna, la uva, los cerdos... no saben de política, y que no bastan las charlas en elecciones para arreglar el sector, para hacerlo hay que acercarse a él, conocerlo directamente, y no por papeles.

--Una propuesta que usted haría para mejorar el sector.

--Racionalizar los servicios y acercarlos al sector, que la administración tenga un mayor contacto con los agricultores, ganaderos..., y sus necesidades y problemas; y racionalizar también las ayudas, con más justicia y más vigilancia, pues los fraudes son una realidad ante la que es necesario un mayor control para evitarlos, pues nos perjudican a todos.