Al candidato del PP, Mariano Rajoy, se le olvidó pedir explícitamente el voto tras la pegada de carteles en Cádiz, para desesperación de los profesionales de radio y de televisión que esperaban, a fin de poder incluirlo en los especiales de inicio de campaña, ese corte de imagen y voz. Pero como de los errores se aprende --a veces--, Rajoy se dedicó ayer a pedir respaldo a los suyos e, incluso, a los ajenos: "Yo quiero gobernar para todos. Este partido no hará distinciones por razones de edad, de sexo, de ideologías. Al PP le podrá votar quien se sienta liberal y quien se sienta socialista", enfatizó.

En este contexto, subrayó que, si llega al poder, dedicará todos sus esfuerzos a defender una España "como única nación de ciudadanos libres e iguales", donde el Gobierno "no negocie con ETA" sino que busque su derrota. "Zapatero ha perdido el tiempo negociando con ETA y con los planetas. Y hay que estar en la tierra, no en la luna", sentenció.

Rajoy se pronunció así en Córdoba, donde estuvo por la mañana en un acto dedicado a la mujer. Se celebró en la sala de un hotel que, por falta de previsión de los organizadores, se quedó pequeña. Viri , como llaman a la mujer de Rajoy, pudo escuchar cómo su marido prometía a todas las mujeres que, si gana el 9 de marzo, la conciliación de la vida laboral y familiar será un derecho reconocido en el Estatuto de los Trabajadores; habrá 400.000 nuevas plazas de guardería garantizadas por ley; se impulsará el derecho del padre o la madre a un permiso en jornada de trabajo para atender a un hijo menor de edad hospitalizado; se ampliará a dos semanas los permisos por maternidad y paternidad y se elevarán las bonificaciones de las cotizaciones sociales durante cuatro años.

ESPERANDO EL DEBATE Por la noche, a Ciudad Real. Mitin ante más de 3.000 personas. También estuvo allí el exministro de Justicia, José María Michavila, que se acercó a los periodistas que acompañan a Rajoy para comentar el debate del próximo lunes. Y, por si acaso, puso la venda antes de ver la herida. "Sabemos que el debate será difícil, porque Zapatero es un buen estratega y, en el recorrido corto, comunica muy bien. Es muy televisivo. Pero hay que insistir en que ser televisivo no resuelve los problemas", dijo.

Y mientras, Rajoy a lo suyo. O a lo que tocaba ayer. Pedir votos. "Pido el voto a aquellos que en su día votaron al PSOE, que ya no es ni socialista, ni obrero y dudosamente español", zanjó.