La consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, Eva Almunia, confirmó ayer el "enfado" existente en el seno del Ejecutivo de Marcelino Iglesias con la Generalitat catalana por el litigio de los bienes de arte sacro de la Franja y que ha supuesto un enfriamiento de las relaciones políticas entre ambos. Y así seguirá mientras no se encuentre una salida a un conflicto que enfrenta desde hace 10 años a dos diócesis y que se ha convertido en un quiste político que, de vez en cuando, suscita un agitado debate.

La decisión del consorcio del Museo Diocesano de Lleida de trasladar a su nuevo edificio algunas de las 113 piezas de parroquias aragonesas que continúan en la ciudad catalana ha sido el punto definitivo por el que el Gobierno aragonés ha decidido romper, en parte, sus relaciones políticas con Cataluña.