Los británicos aprovecharon la última oportunidad de juzgar a Tony Blair castigándole con una rotunda derrota en las urnas. El primer ministro, que la próxima semana anunciará su renuncia después de 10 años en el cargo, vio ayer cómo los laboristas dejaban de ser la fuerza mayoritaria en la autonomía de Escocia, retrocedían en la de Gales y perdían más de una cuarta parte de sus concejales en los municipios de Inglaterra.

La sustancial derrota pone fin a una época en la que el nuevo laborismo era una maquinaria electoral arrolladora. Los triunfadores en los comicios del jueves fueron los conservadores, que parecen haber enfilado por el camino que puede llevarles a una victoria a escala nacional.

El partido de David Cameron recuperó terreno y, según las proyecciones de voto en Inglaterra realizadas por la BBC, logró el 40% de los sufragios, un porcentaje suficiente, según los analistas, para vencer al partido en el Gobierno en las próximas elecciones generales, previstas para el 2010. Los conservadores aventajaron en 14 puntos a los laboristas, que obtuvieron el 27%, y el 26% los liberaldemócratas. Si los resultados se repitieran en unos comicios generales, los conservadores volverían a gobernar el país, y además lo harían con mayoría absoluta.

EUFORIA "Es un avance decisivo", señaló un Cameron eufórico. "Ahora somos un partido nacional, presente en todos los rincones de Gran Bretaña y dispuesto a servir al país", afirmó, a pesar de no haber conseguido penetrar en grandes áreas de la geografía británica como Escocia, Gales o el norte de Inglaterra. "Están en una posición mucho más fuerte con David Cameron", reconoció el ministro de Interior y mano derecha de Blair, John Reid. "Pero eso no les hace líderes de la liga", añadió.

En Inglaterra, los conservadores lograron una fuerte victoria, ganando casi 900 nuevos concejales. Sus mejores resultados fueron en el sureste, con importantes avances también en las Midlands, aunque en las grandes ciudades del norte como Newcastle, Manchester y Liverpool los tories siguen brillando por su ausencia. En total, consiguieron más de 5.000 cargos locales, controlando 162 municipios, 38 más de los que tenían hasta ahora. Los conservadores vencieron en ciudades como Birmingham, en otro tiempo feudo laborista.

Los laboristas sufrieron enormes bajas, perdiendo casi 500 concejales y ocho ayuntamientos. Solo retuvieron el control en 34 alcaldías, con unos 1.800 consejeros locales, el número más bajo desde 1977. La jornada electoral también fue desastrosa para los liberaldemócratas que perdieron casi 250 concejales.