"Por CiU no quedará". Con esta frase por bandera, Josep Antoni Duran Lleida y Pere Macias abrieron ayer el baile negociador con ERC. La federación, "sólo" por contentar a los republicanos, anunció que está "abierta" a un Gobierno tripartito con el PSC en Cataluña, se avino a reforzar los mecanismos anticorrupción, e incluso a que se investigue el pasado, pero mantuvo cierta ambigüedad sobre futuras relaciones con el PP en Madrid.

El equipo negociador de CiU reiteró ante sus interlocutores, Joan Puigcercós y Ernest Benach, que el deseo de Artur Mas es gobernar con ERC "porque ésta es la voluntad expresada en las urnas". A tal efecto, Duran y Macias ofrecieron un "pacto global", con intención de cerrarlo antes del viernes de la próxima semana, que incluye la negociación de un acuerdo programático y su presencia en el Gobierno catalán.

Desde Madrid, José María Aznar vaticinó ayer que, "si tiene la oportunidad", el líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, pactará "con grupos independentistas" para gobernar España.

"El PSOE debe medir muy bien si está dispuesto a llegar a acuerdos con grupos independentistas. Porque, si es así, no debe extrañar que la gente diga que, si esto se hace en Cataluña, por qué no se va a hacer en el conjunto de España", comentó Aznar.

Zapatero, por su parte, recordó que el presidente llegó a la Moncloa "con el voto de Xavier Arzalluz". En consecuencia, según el líder del PSOE, Aznar carece de "credibilidad" y ha de aceptar el resultado de las urnas al igual que "todo el mundo aceptó cómo llegó él a la Moncloa" en los comicios de 1996.