Durango ha conocido sobradamente el dolor y la destrucción que causa la banda ETA. El del viernes fue el décimo atentado que sufren la casa cuartel y las patrullas de la Guardia Civil en esta localidad vizcaína.

Hace siete años fue asesinado en sus calles el concejal popular Jesús María Pedrosa. De nuevo ayer, sus vecinos intentaron sobreponerse al duro golpe, además de reparar los numerosos destrozos en sus casas.

300 PERJUDICADOS Más de un centenar de personas presentaron ya denuncia en la comisaría de la Ertzaintza, aunque el total de afectados puede rondar los 300. La onda expansiva derribó muros en algunas viviendas e hizo surgir grandes grietas en decenas de edificios. Entre los afectados cundió el malestar al constatar que durante el fin de semana permanecerá cerrada la oficina de atención a los damnificados. Por su parte, el alcalde, Juan José Ziarrusta, del PNV, recomendó acudir a la sede de la policía autonómica o aguardar hasta el lunes, aunque garantizó que las ayudas cubrirán el 100% de las reparaciones.

Las labores de limpieza y desescombro terminaron ayer, aunque todavía habrá que esperar unos días para determinar con exactitud la cuantía total de los daños sufridos.

LOS INMUEBLES El arquitecto municipal revisó las viviendas afectadas y, tras su análisis, concluyó que la estructura de los inmuebles no se hallaba amenazada. El consistorio había habilitado camas en un hotel, pero el informe técnico tranquilizó a los vecinos. Finalmente, solo uno durmió fuera de su domicilio. También se reforzó la vigilancia en las viviendas cuyos dueños están ausentes para evitar posibles robos.