Un miembro de la banda terrorista ETA abandonó ayer un vehículo cargado con más de 100 kilos de explosivo en Ayamonte (Huelva), a pocos kilómetros de la frontera con Portugal. El director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, explicó que el etarra huyó al percatarse de un control de la Guardia Civil y la policía portuguesa. El responsable policial descartó que el coche estuviera preparado para atentar. Fuentes de la lucha antiterrorista apuntan que el fugitivo iba a entregar el material a un comando itinerante o radicado en Andalucía o Levante para perpetrar uno o varios atentados con coche bomba y demostrar así que su amenaza de romper el alto el fuego es real.

Hacia las 9.30 horas varios testigos vieron cómo un individuo abandonaba un coche --un Ford Focus familiar plateado, matrícula de Portugal 51BX80-- en el kilómetro 130 de la autovía que une Sevilla y Portugal, en una vía de servicio que va a una gasolinera. El individuo, según relataron los obreros que estaban trabajando en dicha estación de servicio, cruzó un puente y se montó en un vehículo que le esperaba hacia España. Fuentes policiales señalaron que posiblemente un coche que actuaba de lanzadera avisó al conductor de la presencia de un control de la Guardia Civil y la Guardia Nacional Republicana portuguesa y acudió a recogerle.

También, según el relato de los obreros, poco tiempo después una moto con dos personas se acercó al coche abandonado. Una de ellas, mujer, rompió con el casco uno de los cristales y rebuscó en el interior una carpeta con documentos, que se llevó consigo. En su búsqueda, sacó del vehículo varias bolsas negras, que dejó allí tiradas. Según las fuentes policiales, la tesis principal es que el etarra salió apresuradamente y olvidó un listado con posibles objetivos y datos sobre la banda.

UN MANUAL DE FABRICACION Mesquida confirmó que efectivos de la Guardia Civil encontraron el vehículo abierto y con bolsas alrededor, en las que había material explosivo. En total los agentes se incautaron de 115 kilos de nitrato amónico y 15 de polvo de aluminio (que sirven para fabricar amonal, explosivo habitual de ETA), ocho detonadores, 10 temporizadores con el anagrama de ETA, un receptor- emisor de los que sirven para activar bombas a distancia, cordón detonante, así como un manual para fabricar explosivos, documentación falsa y ropa.

El vehículo fue alquilado en Lisboa y las matrículas eran auténticas. Mesquida explicó que los fugitivos podrían formar un comando itinerante de ETA o un grupo encargado de realizar una entrega de explosivos. Fuentes de la lucha antiterrorista se inclinaron por esta última hipótesis y señalaron que iban a entregar el material a un comando itinerante o asentado en Levante o Andalucía.

El propio director general de la Policía y la Guardia Civil reconoció que se trabaja con la hipótesis de que ETA haya planeado para este verano otra campaña de atentados en zonas turísticas. De hecho, en enero fue detenido en la frontera con Francia el presunto etarra Iker Agirre que, según relató a la policía, quería recabar en Valencia datos sobre la Copa América.