Adiferencia del comunicado de septiembre, en el que ETA se limitaba a anunciar el cese de las actividades ofensivas, el que dio a conocer el pasado lunes representa un avance importante en el camino hacia el final de la violencia. Porque habla de alto al fuego permanente, general y verificable, lo que indica que callan las pistolas y las bombas y desaparecen la extorsión y la violencia callejera pero, sobre todo, porque viene forzado por la presión de la izquierda aberzale, que lleva meses pidiéndole a la organización terrorista que eche el cierre.

Este es seguramente el elemento más novedoso y el que le da al anuncio etarra una relevancia diferente. Porque ahora son los dirigentes y las bases del brazo político del colectivo radical los que están tratando de marcar la senda y los que, aun sin desmarcarse de ETA como sería deseable, afirman que la violencia es un obstáculo no solo para sus intereses inmediatos de recuperar la legalidad y presentarse a las elecciones, sino incluso para lograr el objetivo último al que aspiran, la Euskalherria independiente.

Por eso, aunque los portavoces de la ilegalizada Batasuna hayan echado las campanas al vuelo, queda en evidencia que el comunicado del pasado lunes no satisface las expectativas que ellos mismos habían anunciado.

Los redactores etarras han vuelto a mostrarse rácanos. Porque dirigentes de la izquierda aberzale --el propio portavoz encarcelado, Arnaldo Otegi--, habían asegurado que el fin de la violencia no puede tener precio político y, sin embargo, la organización terrorista trufa su comunicado con reivindicaciones de autodeterminación y territorialidad (Comunidad Autónoma Vasca, Navarra y País Vasco francés), condicionando el alto el fuego a su consecución. Y eso suena a lo de siempre.

Los dirigentes de la izquierda aberzale han corrido a explicar que no es así, que la tregua no está condicionada, que el anuncio de ETA marca "el final del final de la confrontación armada". Lo dijo Txelui Moreno pero, como de la textualidad del escrito no se deriva esa conclusión, tuvo que precisar que habrá más comunicados que irán en el sentido "de marcar la irreversibilidad de su decisión". Parece el reconocimiento de que el anuncio etarra no es del todo el que esperaban y el reflejo de un deseo sobre el que seguro que hay coincidencia general, el deseo de que el fin de la violencia de ETA sea irreversible.

Como el fracaso del proceso de paz del año 2006 está muy presente en la memoria de todos, antes de lanzar exigencias "al Estado" para que responda al anuncio de ETA construyendo "un escenario de soluciones definitivas", como decía Otegi en el diario Gara, la izquierda aberzale tendrá que lograr ese final irreversible. A partir de ahí todo será más fácil.