El jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón, teniente coronel José Antonio Rodríguez Bolinaga, se convirtió ayer en el primer funcionario destituido por la trama de los explosivos del 11-M. El titular de Interior, José Antonio Alonso, ordenó el cese de este coronel por ocultar datos del 11-M a la justicia, ya que no remitió al juez el testimonio de un confidente que denunció en el 2001 la trama del explosivo. Grabada hace tres años, la cinta se olvidó en un cajón y reapareció hace un mes.

Alonso alegó la "pérdida de confianza" en Rodríguez Bolinaga para justificar su destitución. Interior aseguró que seguirá investigando la ocultación de la cinta, por lo que no excluye nuevas medidas cautelares.

El portavoz del PSOE en la comisión del 11-M, Alvaro Cuesta, consideró "correcta" la destitución del jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón, que Gaspar Llamazares (IU-ICV) había exigido. Cuesta se preguntó por qué el Gobierno del PP no investigó la trama del explosivo.

El origen y ocultación de esta cinta, cuya existencia fue desvelada por El Mundo, ocupó ayer la jornada de trabajo del juez de la Audiencia Juan del Olmo, encargado de la investigación del 11-M. El magistrado llamó a declarar al guardia civil Jesús Campillo, del servicio de información del cuerpo en Gijón. Campillo confirmó que en agosto de 2001 obtuvo la información de que Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro --luego acusados de suministrar el explosivo a los autores de del 11-M-- intentaban vender 400 kilos de dinamita.

La información se la proporcionó el confidente Francisco Javier Villazón Lavandera, alias Lavandero, que estuvo en las fuerzas de élite del Ejército y trabajaba en una sala de fiestas. Campillo grabó el testimonio de Lavandero y elevó su contenido a su superior, el jefe de la comandancia ayer destituido.

APARTADO Tras testificar ante el juez, Campillo manifestó ayer a la salida de la Audiencia Nacional que, una vez entregó esta información a su superior, le apartaron de la investigación para que la realizaron "otros", por lo que nada pudo saber de su evolución. Minutos antes, su confidente había confirmado al juez el testimonio que en su día hizo contra Trashorras y Toro, incluido el comentario de que "buscaban un experto para montar bombas con teléfonos móviles".

Aunque la investigación empezó en el 2001 y se llamó operación Serpiente, no dio resultados. El guardia civil David Robles, del cuartel de Cancienes (Asturias), encontró la cinta casualmente en el 2003. No la remitió a sus superiores hasta el pasado 16 de octubre, tras oír los testimonios de los jefes asturianos, Pedro Laguna y Fernando Aldea, ante la comisión del 11-M. Laguna y Aldea lamentaron no haber podido descubrir la trama del explosivo. Del Olmo sometió ayer a un careo a Toro y Trashorras. Después imputó un delito de colaboración con banda armada y tráfico de explosivos a Ricardo Gutiérrez Sepúlveda, Richard , supuesto socio de Toro.