Despejada la incógnita sobre la concurrencia a las elecciones del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK, sus siglas en euskera), los partidos vascos se despertaron ayer del sopor de la campaña alertados por los síntomas de una evidente desmovilización del electorado. Ya hay un primer dato objetivo que muestra a las claras que los dos años sin asesinatos de ETA y el efecto del talante Zapatero han calmado los ánimos y pueden dejar a más vascos en casa: la solicitud de voto por correo ha disminuido en un 30% respecto a las elecciones del 2001. La coalición PNV-EA, pero también socialistas y populares, pueden sufrir las consecuencias, mientras EHAK está cada vez más presente como marca electoral elegida por Batasuna.

De los casi 1,8 millones de electores censados, en las últimas elecciones 70.000 votaron por correo. Hasta ayer sólo lo habían hecho 50.000. Un signo de la previsible caída de la participación. Los peneuvistas lograron en las últimas elecciones 80.000 votos más procedentes en buena parte de Batasuna, castigada por el fin de la tregua de ETA, pero también de votantes nacionalistas que no acuden a las urnas si no ven peligrar la preeminencia de un partido que lleva 25 años en el poder. El frente constitucionalista golpeaba fuerte entonces y esos electores se movilizaron como nunca. Se rozó el 80% de participación, cuando antes oscilaba del 59 al 69%. Nadie cree que se repita aquella sacudida.

LA PREGUNTA DEL MILLON ¿A quién perjudicará una mayor abstención? Es la pregunta del millón. Los peneuvistas admiten que les dañará, pero recuerdan que PP y PSE suelen acusar más desmovilización en unas autonómicas. Hay otro factor que perjudica las expectativas de Juan José Ibarretxe. Y es el ímpetu con que EHAK ha entrado en campaña. Ya no se trata de la invasión de carteles, ni del constante debate sobre su legalidad o no. Batasuna se está volcando en pedir el voto para EHAK. Emplea en ello todas sus energías. Ha organizado asambleas y se las compone a diario para llamar la atención. Ayer, la lista ilegalizada Aukera Guztiak (AG) pidió el voto para EHAK, al igual que el histórico dirigente de Batasuna Perico Solabarria. Los comunistas de las tierras vascas van perdiendo el temor a expresarse como Batasuna. Insisten en no condenar los asesinatos de ETA y compararlos con supuestas torturas de la Guardia Civil.

El diario Gara se hacía eco de la animosidad con que vive la izquierda aberzale el haber sorteado la ilegalización, y especulaba con el resultado electoral. Trasladando los votos nulos que obtuvo la ilegalizada Batasuna en las municipales del 2003, cuando la participación rondó el 70% que se espera ahora, habrían obtenido cinco escaños. Ese cálculo no difiere del que hacen los peneuvistas. El diario afín a Batasuna añadía que, en las europeas, con más abstención, habrían alcanzado nueve diputados. Y todas sus simulaciones concluían que, a más escaños para ellos, menos para el PNV-EA.

EL NINGUNEO DEL LENDAKARI Mientras, el lendakari, que llegó a recibir a la ilegalizada Aukera Guztiak en Ajuria Enea, ahora ningunea a EHAK y sólo machaca la idea de que PP y PSE se aliarán si obtienen un voto más que su coalición. No en vano, su aparición como víctima de una alianza antinatural entre socialistas y populares le dio buenos resultados en el 2001. Pero las cosas han cambiado y ahora PP y PSOE van cada uno por su lado.

Socialistas y populares endurecen sus reproches tras la decisión del Gobierno de no promover la ilegalización de Batasuna. El PP, que empezó añorando el frente común con los socialistas en Euskadi, busca ahora el voto útil y acusa a Zapatero de retroceder en la lucha antiterrorista.

Los socialistas marcan distancia con el PP y se han puesto a movilizar a su electorado. Patxi López apeló ayer a los vascos que votaron a Zapatero. No se puede ser más claro.