Viene de la página anterior

Los periodistas buscaban ayer en los pasillos del Congreso un titular imposible: que Mariano Rajoy admitiese que era el perdedor del debate del estado de la nación, tal y como apuntaron la mayoría de los medios de comunicación y como, sin micrófonos delante, había reconocido buena parte de los diputados de su grupo. ¿Cree usted que ganó a José Luis Rodríguez Zapatero?, se le preguntó al jefe de la oposición en una conversación informal. "¡Por goleada!", respondió Rajoy, utilizando una expresión acorde con el tema que había dado inicio a su improvisada charla con los periodistas parlamentarios, el de la final de la Copa del Rey entre Athletic y Barça.

No obstante, el presidente del PP quiso que ese mensaje optimista adquiriera tintes de oficialidad, a fin de que llegara a oídos de la sociedad y, especialmente, de sus desanimados parlamentarios. Así que convocó una rueda de prensa y trató de frenar la crítica interna. De paso, se concedió una segunda oportunidad para enmendarse a sí mismo y opinar sobre lo que olvidó opinar el martes: las nuevas medidas anunciadas por Zapatero.

LAS CLASES MEDIAS Ya inmerso en dicha rueda de prensa, Rajoy se manifestó "muy contento" con su intervención del día anterior en el hemiciclo del Congreso e incidió en que, a su juicio, fue Zapatero quien no supo aprovechar el debate del estado de la nación para rectificar y ofrecer un plan "coherente y viable" a los cuatro millones de parados. Claro que, a primera hora de la mañana, varios diputados populares coincidieron en señalar que tampoco su líder fue capaz de explicar a los españoles cuál era su alternativa. Ayer, Rajoy intentó justificarse subrayando que los populares utilizarán sus propuestas de resolución para presentar un proyecto económico "completo", también en materia laboral.

A continuación, pasó a analizar las iniciativas anunciadas el martes por el jefe del Ejecutivo --algo que tampoco hizo en su réplica a Zapatero, para sorpresa de sus compañeros--. Sobre la desaparición de las deducciones por compra de vivienda, advirtió de que supondría un "grave atentado" contra los intereses de las clases medias y confirmó que, hoy mismo, registrará en el Congreso de los Diputados una iniciativa en sentido contrario. De hecho, fuentes de la dirección popular sostienen que esa defensa de la clase media será, sin duda, uno de los argumentos de campaña del PP para las elecciones europeas.

Algo más difícil tenía la crítica a la nueva ayuda para el sector del automóvil pues, como reconoció en el hemiciclo el propio Zapatero, estaba inspirada en una propuesta popular.

No obstante, Rajoy afeó al presidente que se apropiara de una propuesta que deberá ser financiada, además de por la Administración central, por las comunidades autónomas y los fabricantes. Y aseguró que algunos representantes del sector ya le habían hecho saber que los posibles compradores, ante la expectativa de tener una rebaja extra, han aplazado su compra de un vehículo. Basándose en eso, exigió al Gobierno central que ponga en marcha la medida esta misma semana.

INDIFERENCIA DE LOS GRUPOS Dicho esto, intentó resaltar que las ofertas de pacto hechas por Zapatero en el Congreso se habían encontrado con la indiferencia de todos los grupos. "Nadie confía ya en las políticas de Rodríguez Zapatero", enfatizó. Sus compañeros de bancada popular comparten ese análisis y, precisamente por eso, muchos de ellos se preguntaban ayer por qué su jefe de filas no supo utilizar la coyuntura económica para noquear a un presidente "sin credibilidad". Pero Mariano Rajoy siguió a lo suyo: "Los que no han ganado el debate son los cuatro millones de parados y las pymes de este país". Y, según él, Zapatero tampoco venció en el debate.