A los presidentes del Gobierno les gusta dar por iniciado el curso político cuando ellos vuelven de vacaciones. Lo hacía José María Aznar en Quintanilla de Onésimo (Valladolid), como también daba el pistoletazo de salida José Luis Rodríguez Zapatero en Rodiezmo (León). Rajoy eligió ayer, como en los últimos ocho años, la localidad de Soutomaior (Pontevedra). Fue el suyo un discurso de espectro amplio, muy de declaración de intenciones. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se comprometió ayer a mantener "una guerra sin cuartel contra el paro". "No vamos a poner ningún piloto automático", aseguró. Y afirmó que su intención es "seguir trabajando para que la mejora se consolide, crear empleo y que llegue a todos los españoles".

El líder del PP enfatizó que su gobierno está "en condiciones de bajar los impuestos". Y reiteró que la reforma fiscal, que entrará en vigor en enero del 2015, va a beneficiar "a 21 millones de contribuyentes" y supondrá una rebaja media del 12,5% de la carga impositiva. Rajoy confirmó que su Gobierno va a seguir "perseverando" en las reformas para "sentar unas bases sólidas para el futuro". No obstante, no adelantó nuevos recortes aunque apuntó que España "va a ser el país que más crezca en la zona euro". Y anunció que el Gobierno español va a revisar al alza sus previsiones de crecimiento. Además, señaló que sus reformas habían sido "justas y equitativas".

El dirigente conservador señaló que el PP "recibió una herencia que nadie había recibido". A pesar de ello, logró superar la amenaza de la quiebra y el rescate. "A los que dicen que las recuperaciones vienen solas, les digo que todos sabemos que las crisis tienen responsables y las recuperaciones también", apostilló. Asimismo, aseguró que las "recetas económicas de la izquierda han fracasado" y defendió la necesidad de hablar "bien de España". "España es una gran nación", concluyó, como lo demuestra "que haya recibido la visita de 60 millones de turistas y que sea el primer país de la Unión Europea en la la llegada de estudiantes Erasmus".

LEY ELECTORAL De igual forma, Rajoy se refirió a la reforma de la ley electoral para que en los ayuntamientos gobierne la lista más votada, una idea que rechazan, a priori, la mayor parte de las fuerzas políticas de la oposición. "Vamos a continuar abriendo un debate", avisó, y añadió que "claro que vamos a hablar de eso y quien no lo quiera que lo explique al conjunto de los ciudadanos". Rajoy mostró la disposición a negociar tanto esta propuesta, como la reducción de aforados, la regulación de indultos o la limitación de gastos derivados de las campañas electorales. El jefe del Gobierno central hizo un llamamiento a todas las fuerzas políticas, a las que dijo que quiere "tomar decisiones o podemos sumarnos a otras que quieran hacer otros para mejorar la calidad de nuestras instituciones", y garantizó que esperan hablar de los procesos penales y las responsabilidades públicas, así como del fortalecimiento de las iniciativas legislativas populares.

LENGUAJE 'GUERRERO' Mariano Rajoy recurrió ayer al lenguaje guerrero para describir el panorama español: la crisis se encuentra "en retirada", él se encuentra en disposición de plantear una "guerra sin cuartel" contra el drama del desempleo y promete "no bajar la guardia" y seguir trabajando, para augurar después que al final del curso político que empieza ahora España estará "mucho mejor".

Rajoy agradeció el esfuerzo hecho estos años, tanto por los responsables de las distintas administraciones como por los ciudadanos, y señaló que España está "quemando etapas en la recuperación", pero también aseguró que no dejará que queden "atrás" los que aún sufren el desempleo.

El presidente celebró "la inteligencia, el aguante y la capacidad para soportar dificultades y salir adelante" del pueblo español y para ejemplificar el cambio en la política económica ha expuesto que "aquí no hablamos de brotes verdes, hablamos de raíces vigorosas y si ahora vamos a recoger los frutos es porque primero plantamos nuevas cepas".

Rajoy garantizó que la mayoría ha comprendido las decisiones y "ajustes" que se han ido tomando para que la crisis esté "en retirada". El presidente del Gobierno sacó pecho al apuntar que España se financia en los mercados "a un precio como no se había financiado nunca" y recordó que cumplió la promesa formulada por él mismo hace un año, cuando en este mismo escenario anunció una bajada de impuestos, justo la que "acabamos de presentar en las Cortes Generales" con lo que, subrayó: "He cumplido mi palabra".

En cuanto al soberanismo catalán y la consulta convocada para el 9-N, la principal conclusión es que Rajoy sigue sin moverse un ápice. No solo porque muestre una oposición férrea a la consulta, sino porque sigue amparándose en su ilegalidad. Ayer, en Soutomaior también subrayó que la ley "está por encima de todo", por lo que no va a "consentir" que "nadie" la viole. Rajoy rescató el artículo 1.2 de la Constitución para aseverar que "la soberanía nacional radica en el conjunto del pueblo español", lo que conlleva que "lo que sea España, se decide entre todos".

Para el líder de los populares, "no hay democracia sin ley, y la ley está por encima de todo" y él, en tanto que jefe del Gobierno, no puede "consentir que nadie" la "viole". En un mensaje nada encriptado al presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, el dirigente sentenció que esperaba que todos actúen con la responsabilidad "que la ocasión requiere".

La única respuesta que mereció Rajoy por parte de la federación al mando de la Generalitat fue la del vicesecretario general de Unió, Ricard Font, quien mantuvo que la ley de consultas es "100% legal", mantra que recitan los soberanistas desde que el Consejo de Garantías Estatutarias dictó la constitucionalidad del texto.