El pasado miércoles, a eso de las siete de la tarde, ocurrió en el Congreso algo excepcional hasta que José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la Moncloa. El Gobierno ejerció la prerrogativa constitucional que le permite vetar iniciativas que impliquen aumento de gasto o disminución de ingresos para impedir que se votasen las enmiendas de siete formaciones (PP, ERC, IU, ICV, BNG, UPyD y Nafarroa Bai) en contra de la congelación de las pensiones. "Es algo normal", dijo ayer el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso. En cierto sentido, tiene razón: el veto ha sido utilizado por el actual Ejecutivo más de 60 veces desde el 2004. Hasta entonces, solo se había recurrido a él en una ocasión.

La oposición en bloque calificó de "inaudita y antidemocrática" esta decisión. "Es un acto de autoritarismo impropio de una democracia avanzada que la oposición no pueda plantear una alternativa a los presupuestos, y ni siquiera debatirla", afirmó el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy. Hubo otros en su partido que culparon al nuevo vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. "Ya sabemos a qué ha venido el señor Rubalcaba al Gobierno: a tapar la voz de este Parlamento", sostuvo la portavoz del principal partido de la oposición en la Cámara baja, Soraya Sáenz de Santamaría.

EVITAR EL DESCUADRE Por su parte, el portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, defendió el derecho del Ejecutivo a ejercer el veto cuando las enmiendas "descuadran" las cuentas públicas, y añadió que es "algo perfectamente normal y legal". Alonso aprovechó para recordar que la congelación no afecta a las pensiones más bajas.

Un veto de este tipo ya se había ejercitado en otras ocasiones para impedir que se votasen las proposiciones de ley contra la congelación de las prestaciones, pero el de ayer fue especial. Antes, el Gobierno tenía a toda la oposición en contra y podía perder dicha votación, mientras que ahora, gracias al pacto de estabilidad con el PNV y Coalición Canaria (CC), puede ganarla. Hasta llegar al acuerdo, sin embargo, ambos partidos se habían posicionado en contra de la congelación, y en el PSOE no quisieron que escenificasen tal incongruencia. "Es un veto político", afirmó Gaspar Llamazares, de IU-ICV, quien, al igual que los populares y el republicano Joan Ridao, también tachó al Gobierno de "autoritario". "El veto llegó tarde y ha frustrado el debate", afirmó el portavoz de ERC.

DEBILIDAD "No es autoritario; es débil", opinó, por su parte, el portavoz de CiU en materia presupuestaria, Pere Macias. El dirigente nacionalista prefirió señalar al PNV: "Cuando pactas estabilidad, eres como un diputado más del PSOE. Nosotros tuvimos que tragarnos muchos sapos cuando apoyamos al Gobierno de Felipe González".