El presidente de Navarra, Miguel Sanz, actuó ayer como un experto equilibrista al conseguir mantener las formas como anfitrión del líder del PP, Mariano Rajoy, a la vez que insistía en su autonomía como líder de Unión del Pueblo Navarro (UPN) para negociar los presupuestos generales del 2009 directamente con José Luis Rodríguez Zapatero.

La reunión de ayer en Pamplona, adonde Rajoy acudió con María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría y Javier Arenas, estaba prevista desde hacía semanas, pero Sanz caldeó el ambiente el fin de semana, cuando anunció en una entrevista con el Diario de Navarra que los dos diputados navarros incluidos en el grupo del PP podrían dar su voto afirmativo a las cuentas generales que presenten los socialistas, aunque ese apoyo no sería "gratuito".

EL PACTO DE 1991 No es la primera vez que Sanz intenta echar un pulso a la dirección nacional en el último año, pero sí es la ocasión en que parece que está aguantando más días. Arenas intentó quitarle la idea de la cabeza el lunes, cuando le recordó el pacto electoral que UPN y PP acordaron en 1991, que señala que los diputados y senadores del partido navarro comparten la política general de los populares en las Cortes. Sanz le replicó que se metiera "en su casa".

Y ayer, delante de Rajoy, insistió en que, si finalmente sus dos diputados en Madrid votan a favor de los presupuestos de Zapatero pese a la indicación en contra del PP, no estaría faltando al acuerdo, ya que en otro pasaje del pacto se acepta que, para "situaciones especiales que afecten al interés general de Navarra", sus representantes pueden fijar su propio voto, independientemente del interés "partidista".

Sanz ya ha hecho una lista de demandas por las que estaría dispuesto a negociar las cuentas del Estado: empuje definitivo al tren de alta velocidad (lleva un retraso de cuatro años), modificación del Amejoramiento del Fuero (Estatuto navarro), traspaso de las competencias de Tráfico, "infraestructuras de carácter cultural", ayudas a las pymes y las micropymes , y más inversión en investigación y desarrollo. El presidente autonómico dijo que esta aproximación al Ejecutivo central no la hace "para contentar a nadie", en referencia al apoyo de los socialistas a las cuentas del Gobierno de Pamplona.

El díscolo Sanz ha pillado a contrapié al PP, que tiene en los presupuestos generales una de sus armas más potentes de desgaste al Gobierno. Ayer, Rajoy dijo, con la boca pequeña, que el pacto con UPN "goza de buena salud" e insistió en que "la prioridad básica" para populares y aliados navarros es afrontar la crisis económica y "decirle a la gente la verdad". Entre las medidas que los populares proponen para las cuentas públicas destaca que el gasto público no crezca más del 2% y que el impuesto de sociedades se sitúe en el 20%.