Serhane, El Tunecino, y Jamal Ahmidan, El Chino,contemplaban atónitos la reacción del Gobierno que se habían propuesto tumbar. Incluso la ONU hablaba de ETA. .... Rachid cubrió sus ojos con gafas negras y su rostro con un velo de mujer. Se puso delante de la cámara y comenzó a leer. ... Los asesinos se esforzaban en que España supiera quiénes eran mientras las autoridades les libraban de la culpa.