El presunto autor material del 11-M, el marroquí Jamal Zougam, aseguró hoy que no pudo proporcionar las tarjetas de móvil destinadas a los artefactos explosivos que estallaron en los trenes porque su socio Mohamed Bekkali las guardaba en su domicilio para evitar robos en el locutorio de Lavapiés en el que las vendían.

A preguntas de su abogado José Luis Abascal, Zougam, que el pasado viernes comenzó a declarar convirtiéndose en el primero de los 29 acusados en el juicio del 11-M que contesta a la fiscal Olga Sánchez, volvió a insistir en su inocencia condenando ese atentado y "todos los atentados".

"No pude proporcionar a nadie tarjetas porque es Bekkali quien guardaba las tarjetas en su casa y sabe cuándo se acaban y cuándo no", explicó Zougam, para quien la fiscal pide 38.654 años de cárcel, al añadir que su socio se encargaba de llevar las tarjetas a la tienda "de diez en diez o de quince en quince".

"Es por eso que yo no pude suministrar las tarjetas, porque para eso se las tenía que haber pedido a mi socio", reiteró Zougam, quien justificó el hecho de que él llevara una de esas tarjetas Amena en su móvil en que el de su mujer es de esa compañía y la utilizaba sólo para hablar con ella porque le salía más barato que con la suya de Movistar.

Señaló que optaron por que Bekkaly guardara las tarjetas porque en la tienda "están a la mirada de los ladrones y las roban", y recordó que había un ladrón que "dormía de vez en cuando allí como si fuera su casa".

Volvió también a relatar cómo transcurrió para él el día del atentado -explicó que se levantó a las diez de la mañana y después de desayunar con su madre se fue a la tienda, donde estuvo hasta las diez de la noche- y que cuando supo que había habido un atentado, mientras desayunaba viendo la tele, llamó a su hermano "para conocer la situación del tráfico".

Subrayó además que él no cometería nunca un atentado en España porque vive en este país desde 89 y "es como mi país. Aquí vivo aquí trabajo y aquí como".

Otro de sus argumentos para demostrar su inocencia fue que cuando se le detuvo estaba buscando piso con su mujer, con la que se acababa de casar ese mismo año 2004, y por ello le dio al juez instructor, Juan del Olmo, teléfonos y nombres de personas con las que se entrevistó días antes de ser detenido. Durante su estancia en las dependencias policiales de Canillas, dijo, que la Policía le propuso ser confidente pero que él se negó porque no valía para ese trabajo, aunque le pidió al policía que le diera su teléfono y si se enteraba de algo se lo contaba.

También dijo que fue sometido a malos tratos psicológicos y que le amenazaron con que habían detenido a su madre y su hermana y que las iban a violar "para presionarme".

Respecto a los 7.500 euros encontrados en una habitación de su casa cuando fue detenido, explicó que eran de su madre, que es la que administra el dinero, y que el secretario judicial le devolvió el dinero a su madre hace unos días.