La Unidad II de la Central Nuclear de Almaraz inició ayer su parada para la recarga del reactor, una operación que se prolongará durante 33 días y en la que está previsto realizar unas 7.300 operaciones para mejorar su funcionamiento.

Según informaron ayer los responsables de la planta, entre los grandes proyectos que se van a acometer está el montaje de nuevos equipos para la refrigeración de barras de fase aislada, la recarga preventiva de las soldaduras del presurizador, el cambio de los árboles de nivel de los tanques de drenaje de recalentadores de humedad o la renovación de la megafonía. Así mismo, habrá modificaciones en el diseño, por ejemplo, en el aislamiento de la vasija, y se sustituirán el regulador de velocidad del generador diésel, la esclusa de personal o la medida de nivel del sistema de refrigeración y la cavidad del reactor, entre otros elementos.

Para ejecutar estos trabajos la central ha llevado a cabo, mediante empresas especializadas, la contratación de más de 1.100 personas adicionales --que se suman a los 700 empleados de la planta--. La mayoría de ellas --en torno al 80%-- proceden de los municipios del entorno de la instalación nuclear.

La unidad II fue desacoplada de la red eléctrica nacional a las 11.36 del domingo. Se hizo manualmente, al detectar una incidencia --vibraciones en las barras de control al detener la turbobomba de alimentación-- en una de las pruebas que estaban realizando para la parada, según informó el Consejo de Seguridad Nuclear, que descartó riesgos para las personas o el medio ambiente. No obstante, Ecologistas en Acción ha calificado este incidente como "hecho grave", ya que las "vibraciones de las barras de control pudieron tener consecuencias desastrosas si hubieran sido lo bastante grandes para que las barras no pudieran bajar y no pudiera detenerse la reacción nuclear". Piden una investigación.