Su negativa a mantener relaciones sexuales pudo ser lo que le costó la vida a Justa Pérez, la vecina de la localidad pacense de Cristina asesinada en el año 2000. Este es el motivo que, según sostiene la Guardia Civil, llevó a su presunto asesino, Pedro M. M., a golpearla primero en la cabeza con un objeto contundente, para posteriormente asestarle dos puñaladas mortales en el corazón el 2 de diciembre de hace 9 años.

Así lo expuso ayer el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Badajoz, Manuel Contreras, durante su comparecencia junto a la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, para informar sobre el esclarecimiento de este crimen que conmocionó a esta pequeña localidad de apenas medio millar de habitantes y por el que el pasado 22 de diciembre fue detenido Pedro M. M., vecino de Guareña, que al día siguiente ingresó en la prisión de Badajoz por orden del Juzgado de Instrucción número 1 de Don Benito.

En el esclarecimiento de este crimen ha sido clave la utilización de un novedoso reactivo de hemoglobina, que ha permitido a los investigadores hallar restos de sangre en el vehículo del presunto homicida tras una nueva inspección ocular realizada en mayo de este año. A pesar del tiempo transcurrido y de los lavados a los que pudiera haber sido sometido el coche durante estos nueve años, el reactivo detectó los vestigios.

Contreras explicó que esta técnica --que provoca una luminiscencia en los restos de hemoglobina-- es aún "muy poco utilizada" por las policías científicas en España, pero que los investigadores del caso consideraron que su uso era determinante para recuperar alguna muestra que pudiera relacionar al propietario del vehículo con la víctima. Tras más de 30 horas de inspección y de una minuciosa aplicación del reactivo, que hubo que hacer "prácticamente centímetro a centímetro", los investigadores hallaron lo que podrían ser restos de sangre. El Instituto de Toxicología de Sevilla confirmó primero que las muestras recogidas eran sangre, y después que se correspondía con la de Justa Pérez.

La Guardia Civil detuvo y puso a disposición judicial a Pedro M. M. tras esta última inspección del vehículo y hallar en su domicilio numerosos recortes de prensa sobre la muerte de la mujer de Cristina. Después de una nueva declaración, fue puesto en libertad con cargos a la espera de los resultados toxicológicos. Una vez éstos se confirmaron, fue detenido de nuevo la semana pasada y enviado a prisión.

El teniente coronel reconoció ayer que a lo largo de estos nueve años las investigaciones han sufrido "diversos avatares", pero defendió que a pesar de ello la Guardia Civil nunca ha abandonado la investigación. Por el contrario, a pesar de que de las distintas pesquisas, registros e intervenciones telefónicas no se obtenían resultados suficientemente contundentes como para atribuir la muerte de Justa Pérez a ninguna persona, han continuado trabajando. Prueba de ello, según dijo, son las diligencias entregadas al juzgado, con más de 4.000 folios.

Contreras recordó que el presunto homicida fue detenido por primera vez en julio de 2001, después de que varios testimonios lo situaran en los alrededores de la casa de la víctima el día del crimen. Esas declaraciones no se mantuvieron después en el juzgado lo que hizo, a falta de otras pruebas, que el acusado fuera puesto en libertad. Desde entonces la Guardia Civil ha manejado distintas líneas de investigación, aunque ninguna había dado resultados hasta el uso del nuevo reactivo.

Por su parte, la delegada del Gobierno achacó el esclarecimiento de este crimen tras 9 años al trabajo "incansable, arduo y tenaz" de los guardias civiles que han participado en la investigación y a la colaboración de la jueza titular del Juzgado de Instrucción de Don Benito.