Extremadura acabó el 2016 con una afiliación media de 375.715 personas a la Seguridad Social, 3.902 más de las que tenía al cerrar el ejercicio anterior. Con todo, este aumento no impidió que las aportaciones a la Seguridad Social procedentes de la región en concepto de cotizaciones sociales bajaran en más de cien millones de euros, un 7%. ¿La explicación? Sueldos a la baja y un peso cada vez mayor del empleo parcial, lo que lleva a que las bases reguladoras, las que sirven para calcular las cotizaciones, vayan a menos y que, por tanto, el dinero destinado a la caja única de las pensiones disminuya.

En concreto, con datos a cierre del mes de diciembre, la Tesorería General de esta entidad ingresó en concepto de cotizaciones 1.409 millones de euros (derechos reconocidos netos), frente a los 1.516 del año anterior. En el lado contrario, el de los gastos, solo a pensiones contributivas la Seguridad Social destinó el año pasado 1.998 millones de euros, con lo que el diferencial con las cotizaciones sociales ronda ya los 590 millones de euros.

MUCHOS CONTRATOS, POCO EMPLEO / El número de contratos puede tomarse como un primer indicador de la calidad del empleo. El año pasado se formalizaron 626.767 en Extremadura. No obstante, la nueva afiliación no llegó ni tan siquiera a las cuatro mil personas. «Esto es la derrota de la calidad del empleo. La reforma laboral nos ha llevado a pasar de una media anual en Extremadura de 425.000 o 450.000 contratos a entre 625.000 o 650.000. La lectura simplificada y reduccionista que hacen los políticos es que con esto se genera empleo. Pero lo que ocurre es que, aunque la contratación aumente, disminuye el número de horas por contrato», afirma Miguel Coque, secretario de Formación y Empleo de CCOO Extremadura.

Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), la del primer trimestre de este año, en Extremadura hay 57.100 personas que trabajan con jornada parcial, un 20% más que en el mismo trimestre del 2008, a pesar de la destrucción de empleo registrada en términos generales en este periodo.

«La jornada parcial se ha disparado, pero no de una forma voluntaria. Los datos son abrumadores», apostilla este responsable sindical, al tiempo que añade que esta puede ser una fórmula de contratación adecuada siempre y cuando sean los trabajadores los que opten por ella para poder conciliar así la vida familiar con la laboral o por motivo de estudios, «pero no cuando es una trampa para socializar el mal empleo». Con datos también de la EPA, casi seis de cada diez trabajadores por horas en España lo son por no haber podido encontrar un puesto a tiempo completo.

Además, este responsable de CCOO, apunta que esta forma de contratación «da la posibilidad al empresario de cotizar menos, y pagarte en negro las horas que puedas hacer de más, si te las paga». Cuando se «fragmenta» así el empleo, remacha, «le estás quitando calidad, derechos, aumentas los riesgos de salud laboral del trabajador y haces que su acceso a la formación sea más complicado».

«Hay empleos que se crean y mueren a las dos horas», sostiene por su parte Teodoro Casares, secretario de Formación y Empleo de UGT Extremadura, quien hace hincapié en que el 95% de los contratos son temporales. «Ahora hay más contratos, pero también se despide mucho más», resume.

De acuerdo a los datos facilitados por el Servicio Extremeño Público de Empleo (Sexpe), un 23% de los contratos suscritos en el 2016 no pasaron de la semana de duración; si se suman a los que llegan hasta los quince días se roza el tercio del total; y si se sube el listón hasta el mes, se pasa de la mitad. Sin embargo, en las estadísticas del Sexpe aparece otro 35% de contratos temporales con un plazo de vigencia sin determinar, ya que en ellos no se incluye la fecha de finalización de la relación laboral. La mayor parte de ellos, sostiene Coque, no pasan «de una o de dos semanas», por lo que, según sus cálculos, «entre un 85% y un 90%» de todos los contratos que se firman en Extremadura no sobrepasan el mes.

En cualquier caso, precisa Teodoro Casares, «el modelo de contratos que ha permitido la reforma laboral puede hacer que una persona se considere como fija dentro de las estadísticas pero no lo sea tal, porque con el contrato de apoyo a emprendedores te pueden dejar en la calle sin ningún tipo de problemas ni indemnización». En estas circunstancias, lamenta, a muchos jóvenes plantearse seguir «en Extremadura y tener un proyecto de vida aquí les resulta completamente imposible. Gente que está cualificado, que han estado estudiando en la universidad pero que cuando salen a la calle a buscar un trabajo se encuentran con que no tienen ningún tipo de perspectivas». En este sentido, hace apenas unos días el INE dio a conocer las cifras del padrón municipal a 1 de enero pasado, que revelan que la población extremeña de entre 20 y 29 años disminuyó el año pasado en 4.261 personas. «La situación no te permiten ninguna perspectiva de futuro», concluye.

Desde la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex), su secretario general, Javier Peinado, rebate que exista abuso por parte de las empresas a la hora de emplear determinadas clases de contratos. «No tiene sentido. Nadie se va a tirar piedras contra su propio tejado y el empresario sabe perfectamente que este tipo de contratos no le reportan beneficios», sostiene. En primer lugar, aduce, porque «tienen unos costes de cotización a la Seguridad Social más caros que el indefinido o el de jornada completa». En segundo, porque también son más onerosos en términos de capital humano, ya que la «fidelización» del trabajador es mucho menor que con fórmulas más estables.

El responsable de la patronal incide que el empresario está condicionado por «un nuevo escenario» en el que un mercado aún en atonía y la globalización juegan un papel muy importante. Así que, si no ajustan sus costes al máximo, «el mercado las sacará fuera por falta de competitividad».

«Si se detecta que de lunes a miércoles, no entra prácticamente nadie en una tienda, por ejemplo, si se puede ajustar la plantilla esos días, a veces es la única manera de sobrevivir. Si no hacemos esto, qué podemos hacer. Yo estoy seguro de que una empresa cuando hace un contrato a tiempo parcial es porque no puede asumir uno a tiempo total, porque es la única manera que tiene de mantener su negocio», insiste Peinado. De no existir estos contratos, «a lo mejor lo que conseguiríamos es que cerraran más empresas y se destruyeran más puestos de trabajo. Quizás este empleo no es el que nos gustaría, y es normal que intentemos que vaya mejorando, pero si no existieran esos contratos, ¿la situación sería mejor?», reflexiona.

RÉGIMEN GENERAL Y AUTÓNOMOS / De los 1.409 millones ingresados por cotizaciones sociales en Extremadura en el 2016, más de dos terceras partes, 1.052 millones, correspondían a trabajadores del régimen general, frente a los 1.125 del año anterior. También llegó menos dinero de las aportaciones de los autónomos, que pasaron de 219 millones a 203, mientras que hubo un ligero auge en el régimen agrario, de 95 a 97 millones. Por último, el capítulo correspondiente a las cotizaciones de desempleados y bonificaciones de fomento del empleo, bajó de 154 millones a 137 millones.