El hermano del guardia civil extremeño Antonio Lancharro, muerto en un atentado de la banda ETA en julio de 1986 en la plaza de la República Dominicana de Madrid, Juan Luis Lancharro, lamenta que el terrorista José Ignacio de Juana Chaos "se esté paseando libremente por las calles". Así se expresa durante la inauguración de un monumento en homenaje a la Guardia Civil, instalado en la rotonda de la avenida de la Hispanidad, en la confluencia con la avenida Duque de Ahumada de Mérida. Además, según recoge la agencia Europa Press, recuerda que su hermano perdió la vida hace 21 años, pero gracias a actos como este su memoria no caerá en el olvido.Subraya que "no hay derecho a que terroristas como De Juana se estén paseando por la calle" y manifiesta su deseo de que "los terroristas paguen por lo que hicieron".Junto a Antonio Lancharro se encuentra Dolores Bella, hermana de Carmelo Bella, otro guardia civil que falleció en el mismo atentado, quien también recalca sentirse "emocionada y contenta" con el monumento en homenaje a los caídos, ya que al menos con este reconocimiento, su hermano "no habrá perdido la vida para nada".El monumentoEl escultor Santiago de Santiago se ha encargado de la construcción del monumento, costeado por suscripción popular y por iniciativa del Círculo Ahumada Amigos de la Guardia Civil, con la colaboración de la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Mérida. El monumento representa en piedra y bronce un tricornio a gran escala, a cuyos lados se incluyen agentes en misión humanitaria y protectora. El escultor ha incluido en la parte frontal el escudo del cuerpo así como la fecha de creación del mismo. Tras el descubrimiento de una placa conmemorativa, a cargo de la consejera de Presidencia de la Junta de Extremadura, Casilda Gutiérrez, y del alcalde de la ciudad de Mérida, Pedro Acedo, se procedió a su bendición y la colocación de una corona de laureles en recuerdo a dos guardia civiles extremeños fallecidos en el atentado de ETA en la Plaza de la República Dominicana de Madrid en julio de 1986. Al ritmo de los sones del himno "La muerte no es el final", los hermanos de los agentes fallecidos, seguidos del coronel de la Guardia Civil Lorenzo Ortigüela, así como del presidente y el vicepresidente del Círculo Ahumada Amigos de la Guardia Civil, colocaron la corona de laureles junto al escudo de la Benemérita.