Los agricultores extremeños de tomate están preocupados por la situación del sector pero al mismo tiempo confían en que la manifestación de hoy viernes pueda hacer que las administraciones se sensibilicen con el problema que atraviesan. "Desde hace unos años tenemos unos ingresos cada vez más bajos. Si antes no llegábamos a los pagos, ahora es imposible. Tenemos inversiones grandes en maquinaria, equipos de riego..., muchos agricultores van a desaparecer y a abandonar el sector", explica Pilar Bohoyo, agricultora de Miajadas, que hace un llamamiento para que todas las mujeres de agricultores acudan a la manifestación de Mérida.

Para Pedro Vicente, otro pequeño productor de tomate de Miajadas, "hace tiempo que se decía que iba a venir el lobo" en relación a la penalización por exceso de cosecha. "Este año es casi imposible sembrar tomate. Este año habrá gente que se quede en el camino y el que viene, si no se pone una solución, sería el caos". Vicente afirma que la causa de la situación actual son "las malas negociaciones de años anteriores".

Hasta el año pasado una familia podía vivir en Extremadura con unas 10 hectáreas de tomate y un rendimiento mínimo de 65.000 kilos por hectárea. Pero con los precios que ofrecen las industrias a la baja y la penalización en las ayudas, habrá que sacar aún más por hectárea. Hasta el año pasado los 50.000 primeros kilos de cada hectárea eran para pagar gastos: semilla, abonos, gasoil, amortización de maquinaria... "Se ha puesto mal todo, el girasol, el maíz... Por eso se ha saturado el mercado del tomate", comenta Eduardo Lorenzo, un agricultor de Pizarro. Con respecto a la manifestación, Lorenzo afirma que "hay que hacer algo porque puede llegar a ser una catástrofe".

A estas alturas, a pocos días de sembrar las variedades más tempranas, mucho agricultores no saben aún si pondrán tomate este año. "Perspectivas no tenemos ninguna. No sabemos si vamos a sembrar tomate. De momento, la fábrica nos ha dicho que no quiere tomate", comenta Vicente González, otro agricultor de Pizarro. Aunque el precio final aún no se sepa, normalmente a estas alturas del año los agricultores saben ya la cantidad que producirán más o menos.

Antonio Pizarro, dirigente de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA-UCE), asegura que "el tomate es un cultivo que da beneficios para toda la sociedad, no sólo para los agricultores, por la mano de obra que genera, talleres y otros negocios". "Estamos embargados por la gran cantidad de inversiones que hemos hecho y ahora tenemos una penalización que nos impide competir con otros países", añade Pizarro. UPA estima que lo importante es "salvar el 2006 y el 2007" con medidas transitorias y negociar una buena reforma que entre en vigor en el 2008.

Pizarro considera que son los grandes propietarios de fincas los que han hecho que la producción se dispare en los últimos años. "Pero esta penalización la vamos a sufrir las explotaciones familiares, las que hemos estado siempre sosteniendo este cultivo". Enrique Nieto es otro agricultor de Miajadas, que se muestra claro: "Veo la situación muy chunga, sobre todo por el año que viene. Iba a cambiar de tractor, pero le voy a aguantar dos o tres años más".

Nieto es uno de los muchos agricultores que en los últimos años han aportado capital para la construcción de fábricas transformadoras. "No sabemos lo que vamos a tardar en pagarla".

Los agricultores que participan en industrias tienen menos problemas por los descuentos en el precio por la mala calidad del tomate entregado. También el precio por la materia prima no es tan bajo como en las industrias privadas. "Pero si el tomate concentrado lo vendemos más barato, nos pillamos los dedos. Y, además, ahí está la deuda. El banco quiere cobrar produzcas o no tomate", añade Nieto.

"Me preocupan los que se van a quedar en el camino", manifiesta Alfonso Tello, otro agricultor de Miajadas. "Conozco a gente que ya se ha ido a trabajar a Madrid. Tengo un vecino con una explotación de 12 hectáreas que la quiere vender. No ve futuro, no es que hay a pedido la cabeza", manifiesta. Los precios del tomate y las ayudas bajan pero los costes no dejan de subir. "Hace seis años poníamos 4 o 6 hectáreas y el año pasado tuve que poner 15 para tener los mismos resultados". Tello confía en los resultados de la manifestación. "No doy nada por perdido. La manifestación puede ser un éxito y se pueden conseguir cosas", concluye. Pizarro asegura que el primer sector perjudicado por la situación del tomate es el de la maquinaria agrícola. "Las ventas están congeladas".