Extremadura ha perdido en dos años más de 500 salones de peluquería y 995 empleos directos más 1990 indirectos --dos indirectos por cada directo--. De los 2.438 locales de la región, solo permanecían 1.938 en 2013, 788 en la provincia de Cáceres y 1.150 en la de Badajoz, mientras que de los 6.095 puestos de trabajos directos en 2011, en 2013 solo resistieron 5.100. Estos datos han sido el impulso que la Asociación de Peluqueros de Extremadura (Aspex) necesitaba para exigir un cambio al Gobierno que comenzaría con la rebaja del IVA a su anterior situación. "Comenzamos con un 8% y hemos llegado al 21%, una subida exagerada", comenta Pepi Barroso, presidenta de esta asociación. El incremento de los impuestos ha sido el factor clave para el hundimiento de este sector que ha motivado al cobro en negro de los recibos y a la economía sumergida.

Según las previsiones del primer semestre de 2014, facilitadas por Barroso, la pérdida de empleos sigue aumentando, 273 centros y 676 puestos de trabajos en la región. Por lo que solamente permanecerían 1.665 peluquerías en activo y 4.424 empleados directos. "Se estima que hasta dentro de 10 años no se remontará a cifras de 2007, cuando la región contaba con más de 4.000 peluquerías, más del triple de negocios que en la actualidad". Por este motivo se decidió crear la asociación sin ánimo de lucro que engloba a muchos profesionales de uno de los sectores más acusados por la crisis. Los fines de Aspex, con carácter genérico, son la coordinación, representación, gestión, fomento, defensa y tutela de los intereses generales y comunes de sus miembros.

El colectivo reivindica una evolución que los ayude a volver a encontrar el rumbo con la implantación de medidas que abarcan desde la protección frente a casos ilegales hasta la reducción de impuestos. La presidenta confirma que la situación no despega y que está pasando por el momento laboral más difícil de los últimos 14 años. Barroso abrió su negocio en Cáceres, en la calle León Leal y pasados 13 años decidió trasladarse a la avenida Virgen de la Montaña, más céntrica y mejor comunicada. Su jornada ha aumentado y la cartera de clientes cada vez es más reducida, por este motivo no contrata a empleados y asume ella todo el cargo. Los meses pasan y no se ven mejorías en el mercado. "Cuando nos subieron el IVA al 21% opté por no incrementar los precios", subraya Barroso, que se ha visto muy afectada a causa de esa decisión. Desde 2007, las horas de trabajo en las peluquerías se han duplicado mientras que la facturación va en descenso constante. "Hay meses que tengo menos de medio sueldo", confiesa mientras hace referencia a muchos que se encuentran en su situación y que no llegan a conseguir un salario.

El intrusismo laboral en este sector ha florecido en estos últimos años y afecta de una manera brutal al gremio que sí declara y afronta los impuesto porque juegan con una clara ventaja, según sostiene Barroso.