La falta de mayoría absoluta y la dificultad para llegar a acuerdos con los grupos parlamentarios ha hecho que la aprobación tardía de los presupuestos y, por consiguiente, la prórroga de los anteriores haya sido la tónica general de esta legislatura.

El primer retraso llegó en enero del 2016, cuando el Ejecutivo de Guillermo Fernández Vara se vio obligado a prorrogar los presupuestos elaborados por su antecesor, el popular José Antonio Monago, y gobernar con modificaciones de crédito hasta que en abril llegó el acuerdo que permitió salvar las cuentas.

En esa ocasión, la Junta presentó los presupuestos el 13 de noviembre (hubo que remitir antes un plan de ajuste al Ministerio de Hacieda) y la falta de diálogo previo con los grupos hizo que PP, Podemos y Cs presentaran sendas enmiendas totales al borrador. Finalmente, de forma sorpresiva el PP optó por apoyar la de Podemos y el pleno tumbó el anteproyecto de la Junta.

Obligado a presentar un nuevo documento, el Ejeuctivo inició entonces una ronda de contactos y reuniones con todos los grupos que cristalizó el 1 de abril en un acuerdo con el PP. La abstención de los populares permitió a la Junta salvar sus primeras cuentas tras incrementar en 82 millones una dotación inicial de 5.197 para destinarlos a infraestructuras como el nuevo hospital de Cáceres e incluir un centenar de enmiendas.

Tras esta primera experiencia, tanto para las cuentas del 2017 como ahora las del 2018 la consejera de Hacienda ha optado por negociar con los grupos antes de registrar el borrador en la Asamblea. El año pasado el anteproyecto llegó a la Cámara el 22 de noviembre y quedó definitivamente aprobado el 24 de enero de 2017, por segunda vez gracias a la abstención del PP. El partido de José Antonio Monago exigió entonces el blindaje de las partidas pactadas y un mayor seguimiento y control de su ejecución.