"Mis padres no eran falangistas, pero sí religiosos y conservadores. Viví un proceso de rechazo a lo que nos oprimía. Sigo siendo marxista y me siento muy orgulloso de haber estado en esa orilla. Creo que el ser humano se forja en la contradicción. Milité en la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), grupo troskista, y en CCOO. Trotsky es uno de los pocos ideólogos revolucionarios que sostienen una lectura actual de la cultura y el arte por su relación con Bréton y los surrealistas. Además de revolucionario profesional era un rebelde. Los comunistas lo acusaban de cosmopolita, de tener una visión del mundo muy abierta. Esa visión de Trotsky entronca con el socialismo. Dejé de militar en la LCR unos años y en 1993 me afilié al PSOE".