Eva Iglesias no se pierde unas elecciones. Considera votar un "deber democrático" que cumple religiosamente. Pero, a sus 52 años, las próximas elecciones vivirá, de alguna manera, su primera vez ante las urnas. Sola. Sin que nadie le ayude a escoger la papeleta, marcando por sí misma los candidatos que seleccione para el Senado y disfrutando de la misma confidencialidad que cualquier otro votante. Eva se convertirá el próximo 9 de marzo en una pionera, porque ha solicitado el voto accesible para las personas con discapacidad visual.

Con ceguera total desde pequeña, Eva se muestra muy ilusionada con la iniciativa. "Es muy gratificante para una persona que no ve votar por su cuenta, sin depender de nadie". Hasta ahora, había sido su marido --también deficiente visual, pero con resto suficiente para leer-- quien le había asesorado. Este año está dispuesta a prescindir de su apoyo, "aunque me tenga que ir a casa a preparar el voto", comenta completamente decidida a ejercer de conejillo de indias. "Intentaré examinar cuáles son los aspectos positivos y negativos, por si mi experiencia puede servir para que mejore, si es necesario".

Un propósito que se une a la inmensa ilusión que le produce "que los ciegos hayamos conseguido este reto por el que llevábamos mucho tiempo luchando". Una batalla que, a pequeña escala, también tuvo que librar con el número de teléfono en el que se solicitaba el procedimiento (el plazo se cerró el lunes): "el 900 150 000, me lo sé de memoria porque tuve que marcarlo muchas veces hasta que conseguí que me atendieran. Desde luego, ha debido tener bastante éxito, porque estaba siempre comunicando", apunta.

En concreto, más de 1.600 personas --23 en Extremadura-- han requerido este servicio, que se concretará en un "kit de votación" que recibirán en su colegio electoral el día de las elecciones. Una cifra que, para el director del Consejo Territorial de la ONCE en Extremadura, Casildo Brígido, "aumentará notablemente en futuros comicios, porque hay gente que no ha llegado a enterarse del inicio del nuevo sistema o que se sienten más seguros votando con su persona de confianza, pero en todo caso que los invidentes podamos votar solos es un hecho histórico".

El mismo es otro de los extremeños que ha optado por el nuevo método de sufragio. "No porque haya dejado de confiar en mi mujer --que no tiene problemas visuales y me ayudaba hasta ahora--, pero sí para dejar de depender de ella y evitar problemas como los que nos surgían cuando teníamos pensado hacer cosas distintas, por ejemplo", explica desde la sede pacense de la ONCE. Por eso, destaca que es un paso más "en la normalización de las personas con discapacidad visual, para que no cercene ninguno de nuestros derechos".

Así lo cree también Eva, que destaca "cuánto han cambiado las cosas para los ciegos en los últimos años". Y habla desde la experiencia de quien, con solo 19 años, se trasladó de su Galicia natal a Extremadura para trabajar y donde formó su familia (vive en Badajoz). Ahora no está dispuesta a desaprovechar el último avance para los ciegos, aunque el cambio de método de votación no vaya a modificar su destinatario. "Soy de ideas fijas, aunque cada uno tenga sus cosas buenas y malas". Casildo, en cambio, no lo tiene tan claro y prevé que "me resultará más difícil decidirme a quién votar que el nuevo sistema".