"Su rostro, en la morgue, no había abandonado aún su mundo, crispado, torturado. Era un verdadero poeta y murió como un poeta". Así recuerda Gérard Depardieu a su hijo, Gillaume, fallecido a los 37 años el pasado 13 de octubre de una neumonía fulminante contraída durante un rodaje en Rumanía. Después de tres meses de silencio, el actor habla por primera vez de la dolorosa pérdida en una entrevista publicada ayer por Le journal du Dimanche.

Ante la conmoción que produjo la desaparición de Gillaume, el astro de la escena francesa reacciona a la defensiva: "Siempre es impactante morir tan joven, eso es todo", ataja Depardieu, cuya tempestuosa relación con el taciturno Guillaume estuvo marcada por el desencuentro. El actor, que estrena la película Diamant 13, de Gilles Beat, donde interpreta a un viejo policía, se muestra tan desencantado con el cine de hoy como el personaje que protagoniza en el filme con su profesión de investigador.

Tacha de "contaminadores de almas" a la mayoría de filmes actuales y no duda en tratar de "gilipollas" al grueso de los productores. "No estoy seguro de que un tipo como Buñuel fuera financiado por el sistema de producción actual", dice el protagonista de Cyrano de Bergerac, Novecento, o Matrimonio de conveniencia.

HASTIO DE FRANCIA El actor, que acaba de cumplir 60 años, se muestra igualmente hastiado de su país. "Me gustaría vivir en Italia, no para huir del fisco, sino porque me gusta ese país", confiesa. Visiblemente abatido y más delgado, este gastrónomo atribuye su pérdida de peso más "a las angustias" que a la abstinencia de alcohol prescrita a raíz de una dolencia cardíaca.