Una treintena de mandatarios del continente americano se ven las caras hasta hoy en la ciudad mexicana de Monterrey, en una cumbre extraordinaria de las Américas, convocada a capricho del presidente de EEUU, George Bush, para extender su política de seguridad e instaurar el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Marginado el cubano Fidel Castro, los gobernantes de Venezuela, Brasil y Argentina llegan enfrentados al estadounidense y tratan de aguarle la fiesta, poniendo trabas a la declaración de Nuevo León cocida en Washington.

De la ciudad de México a la capital del estado norteño de Nuevo León, los movimientos contra el neoliberalismo sacan a la calle la protesta de una sociedad deteriorada, mientras las ONG se quejan de que "la sociedad civil se ha visto apartada". "Bush vetó los temas importantes y sólo permite hablar de los que favorecen a EEUU y a sus empresas", dice Luis Moreno, de Greenpeace.

La insistencia

La cumbre de Monterrey fue convocada a destiempo como "foro para discutir el desarrollo social, la reducción de la pobreza y la corrupción". Pero la insistencia de Washington hizo incluir en la declaración un párrafo sobre el ALCA, que los funcionarios llaman "manzana de la discordia" de la cumbre.

"Este no es el foro para tratar los temas comerciales; ya hubo una reunión ministerial en Miami y habrá otros foros", clama el embajador brasileño en Washington, Rubens Barbosa, ante la pretensión estadounidense de incluir plazos y objetivos para que el ALCA entre en vigor a principios del 2005.

También levanta ampollas una cláusula sobre la corrupción, por la que puede apartarse a gobiernos considerados corruptos. Todos ponen entre paréntesis la posibilidad de que "EEUU expulse a gobiernos que no le caigan bien", dice un diplomático.

Telón de fondo desolador

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, destaca los datos que quedarán como telón de fondo de la cumbre: "220 millones de personas, un 44% de la población de Latinoamérica, viven en la pobreza; el 10% más rico de la población se lleva el 48% del ingreso, mientras el 10% más pobre sólo se queda con el 1,6%".