Irán elevó ayer la apuesta por el desafío a la ONU y a las potencias occidentales en materia nuclear. Con el anuncio de que su proyecto de enriquecimiento de uranio ha pasado a una fase "industrial", Teherán hizo saber al mundo que ha dado un paso más para producir combustible nuclear a gran escala y que lo hará sin dudar, digan lo que digan Occidente y el Consejo de Seguridad.

Los iranís celebraron ayer por todo lo alto el Día Nacional de la Energía Atómica. Su presidente, Mahmud Ahmadineyad, anunció que Irán "ha entrado en el grupo de países que producen combustible nuclear a escala industrial". Eso significa que dispone de al menos 3.000 centrifugadoras para enriquecer uranio, como confirmó posteriormente el alto negociador sobre el programa nuclear, Alí Lariyani, quien sin embargo no precisó si están totalmente instaladas.

Enriqueciendo uranio se obtiene combustible para una central nuclear, pero también la materia prima para fabricar una bomba atómica. Para tener una auténtica capacidad industrial son necesarias varias decenas de miles de centrifugadoras. Pero teóricamente, con 3.000 de ellas puede lograrse, en un plazo de entre 6 y 12 meses, la cantidad de uranio enriquecido necesaria para una bomba nuclear.

"CAMINO IRREVERSIBLE" En un discurso televisado desde la planta de Natanz (unos 300 kilómetros al sur de la capital), Ahmadineyad insistió una vez más en que Irán no permitirá que Occidente frene su programa nuclear. "La gran nación que fue pionera de las ciencias en siglos pasados no consentirá que ciertas grandes potencias brutales obstaculicen su progreso gracias a su influencia en la comunidad internacional. Nuestro camino hacia el desarrollo es irreversible", afirmó el presidente iraní, en abierto desafío al Consejo de Seguridad de la ONU, que ha exigido ya en tres resoluciones --la última, el pasado 24 de marzo-- que Irán suspenda el enriquecimiento de uranio y disipe las dudas sobre los fines pacíficos de su programa.

Ante numerosos altos dirigentes iranís y de varios países islámicos, Ahmadineyad proclamó el "derecho inalienable" de su país a la energía atómica y acusó a "los enemigos de la nación iraní, enfadados" por sus progresos, de "instrumentalizar" el Consejo de Seguridad. El presidente recalcó el carácter pacífico del programa nuclear de Teherán y aseguró que todas sus actividades están bajo la supervisión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), al que Irán ha aportado "miles de documentos". Asimismo, insistió en que los informes del OIEA indican que "no hay desviación" de las actividades nucleares iranís hacia otros fines. "Muchos de los países que se oponen a nuestro programa sí han desviado los suyos a fines armamentistas y gozan de las ventajas de la energía nuclear desde hace mucho tiempo", recordó.

El negociador Lariyani afirmó que, si las potencias occidentales "ejercen nuevas presiones", Irán "no tendrá otro remedio que reconsiderar su pertenencia al Tratado de No Proliferación nuclear". El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional afirmó que Irán tiene la voluntad de ofrecer garantías de que su programa nuclear es pacífico, pero Occidente debe aceptarlo "como un hecho".

RAPIDO AVANCE Las resoluciones y sanciones de la ONU no solo no han paralizado el programa nuclear iraní, sino que este avanza más rápidamente de lo previsto, ya que la instalación de las 3.000 centrifugadoras estaba programada para mayo. Hasta ahora, se sabía que Irán contaba con entre 600 y 800, aunque prevé llegar a 54.000. Mientras, Rusia, tradicional aliado de Irán, amenazaba de nuevo con resquebrajar la unidad del Consejo de Seguridad de la ONU al recibir en Moscú al general Zolqadr, viceministro iraní del Ministerio de Interior y uno de los dirigentes a los que la resolución 1747 prohíbe viajar al exterior.