Todavía hoy, dos semanas después del maremoto, se encuentran nuevos cadáveres que se suman a la enorme lista de víctimas mortales en Sri Lanka. Para los supervivientes, aún está en marcha la primera fase de asistencia a los damnificados del maremoto para proveerlos de los productos más básicos para su subsistencia.

La catástrofe es muy reciente, pero todas las agencias humanitarias internacionales coinciden en que la primera prioridad, una vez garantizado el abastecimiento de comida y abrigo a toda la población, pasa por trabajar en el saneamiento y la provisión de agua no contaminada, para evitar epidemias.

Letrinas sin condiciones

Fuentes de la Federación Internacional de la Cruz Roja consideran que actualmente puede haber 5.000 pozos contaminados en toda la isla y también constatan la falta de letrinas acondicionadas. Todo ello podría provocar la aparición de enfermedades infecciosas que se transmiten por el agua, como el cólera. Eso sería una catástrofe que pondría en peligro la vida de muchísimos de los casi 900.000 desplazados que hay en la isla.

Para prevenir tal catástrofe, Cruz Roja Española ha iniciado la limpieza de 600 pozos en Hambantota, al sur de la isla. Como explica el responsable de la delegación española, Francesc Panyella, "hemos visto que la limpieza de pozos es una necesidad imperiosa, ya que el suministro de agua no puede ser cubierto por el transporte en camiones cisterna durante mucho más tiempo". Con el restablecimiento del agua de los pozos se irá reduciendo el riesgo de que se desencadenen las temidas epidemias.

"Desde los primeros días, en las reuniones con las autoridades locales, ya se vio que el agua era la prioridad número uno, sobre todo teniendo en cuenta que, con el clima tan benigno que hay, el refugio no iba a ser un gran contratiempo", explica Panyella, un ingeniero barcelonés de 29 años que ha participado en otras misiones en países como Sudán.

La gran preocupación de las organizaciones humanitarias internacionales y de las autoridades locales es que la escasez de agua lleve a la población desplazada a utilizar agua no potable. Además, las letrinas no reúnen las condiciones adecuadas. "Hay que construir letrinas que impidan que los residuos puedan contaminar las aguas subterráneas, pero antes queremos garantizar un mínimo de pozos practicables", recalca el jefe de la delegación de Cruz Roja Española en la isla.

En Sri Lanka el agua subterránea es abundante. "En este país basta con cavar un metro para hallar agua", cuenta Panyella. Semejante bendición puede ser un arma de doble filo si no hay garantías de que el agua encontrada sea potable.

Acuíferos contaminados

Incluso las redes de agua corriente en zonas afectadas están probablemente contaminadas, porque muchas canalizaciones aéreas han quedado sumergidas bajo las aguas estancadas que dejó el tsunami. Las filtraciones en las tuberías han mezclado ambas aguas.

Los trabajos de la división española de Cruz Roja se realizan en estrecha colaboración con la Cruz Roja local, que aporta los voluntarios para hacer la limpieza de pozos. "La idea --explica Panyella-- es que lo hagan ellos. Nosotros ponemos los medios materiales y los asesoramos, pero ellos tienen que aprender a hacerlo para evitar más problemas en el futuro".

Cruz Roja Española ya trabajó entre los años 2001 y 2003 en la limpieza de más de 7.000 pozos en este mismo país, tras unas graves inundaciones que sufrió en el 2001. Ahora, la organización ha logrado reunir medios suficientes gracias a las donaciones en España, por lo que Panyella estima que es posible que la presencia de la rama española de la organización humanitaria se prolongue "durante unos cinco años, quizás más". Por ahora, sólo trabaja en el sur del país, pero la organización no descarta empezar la rehabilitación de los pozos en la costa este.