Silvio Berlusconi había intentado resistir a toda costa para no tener que pronunciar la palabra "dimisión". Para ello se había enfrentado incluso a sus aliados democristianos de la Unión de Demócratas Cristianos (UDC) y de la Alianza Nacional (AN). Pero ante la posibilidad de sufrir una humillación en el Parlamento con una moción de confianza --que no estaba tan seguro de que pasaría después de las amenazas de sus socios en el Gobierno--, se decidió y ayer anunció en el Senado la dimisión del Ejecutivo con la intención de formar otro lo antes posible.

"Ya era hora", se escuchó desde alguno de los bancos de la oposición. En un principio, Berlusconi había acudido al Senado para presentar su discurso antes de enfrentarse al voto de confianza previsto para hoy, jueves, pero los dardos envenenados de que le llegaban de sus aliados le hicieron cambiar de opinión.

Il Cavaliere dijo que lo más oportuno, ante las peticiones de los aliados tras la derrota electoral en las regionales, era formar nuevo equipo de Gobierno. No se trataba de una derrota sino de un mero "paso formal" al que obligan las leyes italianas, dijo.

MOMENTO DE DIFICULTAD "En cualquier otro país civilizado, los gobiernos que quieren cambiar su Ejecutivo no están obligados a pasar por el Parlamento o declarar la crisis de Gobierno", afirmó Berlusconi. Aunque hizo autocrítica: "El Gobierno se encuentra en un momento de dificultad y, tras las elecciones regionales, el país ha mandado una señal a la que hay que dar una respuesta política".

"Esta mayoría ha sido elegida y lo hará hasta el final de la legislatura. Y éste será nuestro objetivo con un nuevo Berlusconi bis centrado en la ayuda a las rentas de las familias, la competitividad de las empresas italianas en Europa y el desarrollo del sur", manifestó, desoyendo la petición de elecciones anticipadas de la oposición. Aunque, como le corrigió el presidente del Senado, Marcello Pera, sería un "Berlusconi tris" , ya que será el tercer Gobierno que lidera Berlusconi.

En los próximos días, el Berlusconi bis o tris se prepara para una interesante lucha entre los aliados de la Casa de la Libertad (la alianza gubernamental), que en estos días se había convertido en una casa de locos, con la salida de los democristianos de la UDC, las amenazas de la AN de retirar a sus ministros si Berlusconi no cumplía este gesto extremo, y con el tira y afloja de la Liga Norte, a la que sólo le importan las reformas federalistas.

Todos intentarán sacar partido de que Berlusconi y su partido, Forza Italia, no tienen el poder que demostraron en las elecciones del 2001, como han mostrado los comicios regionales, y prepararán el esprint final antes de las generales del 2006.

Berlusconi no lo ve complicado y saliendo del Quirinal, donde entregó su dimisión al jefe de Estado, Carlo Azeglio Ciampi, confirmó, con un juego de palabras, que ya sabe qué cambios hará en el Ejecutivo que presentará "en menos de una semana". "In testa non in tasca ", es decir en la cabeza, no en el bolsillo.

El segundo Gobierno de Berlusconi, tras su intento fallido en 1994, llega a su fin. El primer ministro no ha podido coronar su sueño de completar una legislatura, pero ha sido el Gobierno más longevo en la historia de la República (1.410 días).