Claramente debilitado y con mucho menos capital político para gastar, el presidente de EEUU, George Bush, inició ayer una gira nacional de tres días para seguir apuntalando la confianza de una ciudadanía que recibió con escepticismo el diagnóstico que hizo sobre la salud del país durante su discurso sobre el estado de la Unión, la madrugada de ayer. Pese a que la mayoría de los que siguieron la alocución por televisión eran republicanos, sólo un tercio de ellos creen que el presidente podrá materializar sus propuestas, según reveló ayer un sondeo de la cadena de televisión CBS.

Otro sondeo de Gallup sobre la reacción de los estadounidenses al discurso cifró en el 48% a quienes lo recibieron muy positivamente, porcentaje inferior al 60% que se expresó en los mismos términos tras la alocución del año pasado. "No se le puede creer cuando habla de hacer el país más seguro, de honrar a nuestras tropas, de independizar el suministro energético nacional o de hacer más asequible la sanidad, sin que explique por qué ha hecho lo contrario en los últimos cinco años", arremetió el jefe de la minoría demócrata en el Senado, Harry Raid.

POBRE EN PROPUESTAS La oposición no se dejó impresionar por el optimismo de Bush en un discurso pobre en propuestas y rico en declaraciones recicladas de intervenciones anteriores. Entre las escasas novedades de sus 52 minutos de alocución figura la propuesta de reducir en un 75% las importaciones de petróleo de Oriente Próximo en el 2025. Sin embargo, sólo el 20% del consumo estadounidense de crudo procede de esa región.

"Tenemos que alejarnos de una economía basada en el petróleo y hemos de lograr que nuestra dependencia del crudo de Oriente Próximo sea cosa del pasado", recalcó, sin embargo, Bush, quien se fijó como objetivo convertir en "práctico y competitivo en el plazo de seis años" el etanol, un combustible alternativo derivado del maíz.

El presidente estadounidense propuso también una iniciativa para aumentar la competitividad de la nación en un mundo globalizado, ante la agresiva progresión de China y la India. Este plan supone la inversión de 136.000 millones de dólares (112.000 millones de euros) en una década, destinados a formar a 100.000 profesores más de ciencias y matemáticas, y a impulsar la investigación científica.

LAS LEGISLATIVAS La mayoría de estos planes están dirigidos a establecer la agenda que los republicanos presentarán el próximo otoño a la ciudadanía, ante las elecciones legislativas de noviembre, en las que tratarán de mantener sendas mayorías en ambas cámaras del Congreso.

Bush se mostró menos desafiante con la oposición demócrata, que cada vez le acosa más ante la inacabable guerra de Irak y los escándalos de corrupción que sacuden Washington, sobre todo el protagonizado por el lobista Jack Abramoff, que compró con sobornos influencias en el Partido Republicano, para el que recaudó abundantes fondos.

El presidente sólo hizo alusión a Abramoff al destacar que el Congreso está tratando de reformar su comportamiento ético. También se reafirmó en que no es momento de retirarse de Irak, como exigen los demócratas. "Una retirada no traerá la paz", recalcó. "EEUU no se retirará del mundo y nunca se rendirá ante el mal", afirmó.

Pero la guerra se coló dentro del Capitolio, ya que la congresista demócrata Lynn Woolsey avergonzó al presidente al invitar al discurso a Cindy Sheenan, la madre de un soldado muerto en Irak que se erigió en símbolo de movimiento antiguerra. Sheenan se presentó, pero fue sacada de la sala por la policía.