Todo es cuestión de prioridades. Para el presidente de EEUU, que el hombre vuelva a pisar la Luna y que tenga allí una base no es una de ellas y ayer, al presentar su presupuesto, sus números propusieron acabar con el programa Constelación, el nuevo sistema de cohetes y cápsulas espaciales en el que llevan trabajando 4 años, que debía relevar al programa de transbordadores y que pretendía hacer regresar astronautas a la Luna en el 2020.

No es que Obama haya abandonado a la NASA. Es más, su presupuesto pide 19.000 millones de dólares (13.660 millones de euros) para la agencia espacial para los 12 meses a partir del inicio del año fiscal, en octubre, y quiere llegar a 21.000 millones (15.000 millones de euros) en el 2015. Pero el presidente considera el programa Constelación "sobrepresupuestado, retrasado y con falta de innovación", y plantea un cambio de orientación que transformaría no solo la exploración espacial, sino a la NASA.

Obama apuesta por financiar a la NASA para que haga contratos con la industria privada para asegurar los viajes de sus astronautas a la Estación Espacial Internacional, que también recibiría fondos extras para prolongar su vida más allá del 2016. Su propuesta hace hincapié en la exploración espacial como un empeño internacional, y no como un plan unilateral.