Horas después de la ejecución de tres de los secuestradores de una lancha con 50 personas a bordo, el presidente cubano, Fidel Castro, sin mencionar los fusilamientos ni el endurecimiento de la represión contra los disidentes en la isla, acusó a Estados Unidos de llevar a cabo una serie de "agresiones" con el propósito de provocar "una agresión militar" contra la isla. El dirigente cubano advirtió de que si esa agresión "llegara a producirse", EEUU se enfrentaría a otra "guerra de los cien años".

"Si hacen una guerra contra nosotros, se equivocan. No la queremos, desde luego. No queremos victorias, sabemos el precio", declaró Castro en un homenaje al presidente venezolano, Hugo Chávez. El jueves, Castro ironizó sobre unas declaraciones del embajador de EEUU en la República Dominicana, Hans Hertell, en las que el diplomático apuntaba que la guerra contra Irak podía ser un "ejemplo" para Cuba.

"DE POLITICA NO SABEN NADA"

"Vamos a ver cómo termina esa batalla", añadió el comandante cubano, convencido de que EEUU "tiene la fuerza y la tecnología", pero que "de política (sus dirigentes) no saben nada de nada". "Tengan la seguridad de que no podrán jamás (ir contra el régimen cubano); llevan 44 años, no lo pudieron conseguir cuando no había todavía una conciencia patriótica anti-Batista, emotiva, pero había una conciencia revolucionaria, eso va a crecer todos los días y a un ritmo cada vez más rápido", aseguró el comandante cubano.

Las declaraciones de Castro se producen en un momento crítico. El desprestigio internacional del régimen cubano ha alcanzado cotas inusuales. El pasado miércoles, el Gobierno cubano acusó a Washington de financiar a los grupos disidentes de la isla, 75 de cuyos dirigentes han sido condenados a 1.454 años de cárcel por presuntos delitos contra la seguridad del Estado, cuando en realidad se trata de una oposición pacífica que reclama libertad de expresión y respeto a los derechos humanos.

DESENCUENTRO

La última fase de enfrentamientos entre Cuba y EEUU se agudizó el pasado 6 de marzo, cuando las autoridades arremetieron contra el jefe de la Sección de Intereses, James Cason, el único diplomático que había acudido a un acto en casa de una disidente, condenada ahora a 20 años de cárcel.

A partir de ese momento crecieron las críticas contra Cason, en especial después de los secuestros de dos aviones de pasajeros --los días 19 y 31 de marzo--, de la lancha tomada por los ahora ejecutados --el 2 de abril--, y la campaña contra los opositores que se desató el 18 de marzo.