Amenaza tormenta de nuevo en la península coreana. Seúl inició ayer unas maniobras militares que durarán cinco días y revelarán si Pyongyang dispone de más respuesta que su acrisolada artillería verbal. La provocación surcoreana es de envergadura: participan 29 buques de guerra, 50 aviones de combate y 4.500 soldados de Tierra, Mar y Aire. Es el mayor ejercicio de pruebas anti-submarinos ordenado por Seúl hasta ahora, que empezó ayer con disparos desde las fragatas y la colocación de boyas que detectan la actividad bajo las aguas. Pero más que la exuberancia militar, es probable que a Pyongyang le irrite el escenario en el que se llevan a cabo. Las maniobras se desarrollan cerca de la Línea del Límite del Norte, la frontera impuesta por la ONU en el armisticio que finalizó la guerra en 1953, y que Pyongyang no reconoce.

En esas aguas del mar Amarillo ambas Coreas se han enfrentado a menudo: hubo disparos en 1999 y el 2002. Y muy cerca se hundió el buque surcoreano Cheonan en marzo con 46 tripulantes a bordo, origen de la tensión actual. Una comisión internacional concluyó que fue a causa de un torpedo norcoreano, lo que niega Pyongyang.

Desde la agencia de noticias norcoreana KCNA, llegaron ayer las esperadas amenazas: "Si las marionetas belicistas se atreven a iniciar la guerra, destruiremos sin piedad a los provocadores y sus fortalezas con las más poderosas tácticas y ofensivas más allá de lo imaginable". En este sentido, Seúl insiste en que las maniobras son "defensivas".

ENSAYO DE INVASION Corea del Sur vuelve a exhibir músculo después de las maniobras conjuntas de junio con EEUU. Aquellas fueron interpretadas como un ensayo de invasión por Pyongyang, que respondió con la amenaza nuclear.

Sin embargo, los ejercicios se desarrollaron con total tranquilidad. Corea del Sur, que ha extremado la vigilancia en territorio vecino, no ha detectado ningún movimiento sospechoso. A estas exaltaciones se opone China, preocupada por la escalada de tensión en la zona.