La diplomacia telefónica desempeñó un papel clave en el Consejo Europeo, debido a la ausencia de protagonistas esenciales. La estrategia del primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, de enviar a la cumbre a su hermano gemelo Lech, presidente del país, obligó a los demás a mantener conversaciones telefónicas con él en Varsovia para consensuar el compromiso. La ausencia del inminente nuevo primer ministro británico, Gordon Brown, también obligó a la presidencia alemana a llamarle por teléfono.