El guión es conocido. EEUU reclamará una apreciación más impetuosa del yuan chino, y China responderá con el 3,5% que se ha alzado frente al dólar desde junio. EEUU señalará su sangrante desequilibrio comercial y China le animará a enjuagarlo abriendo su mercado, especialmente a la alta tecnología. EEUU responsabilizará de su paro a las exportaciones contrarias y China le urgirá a arreglar sus problemas estructurales.

Desde que el expresidente Bill Clinton aplaudiera en el 2001 la entrada china en la Organización Mundial del Comercio (OMC), Washington y Pekín arrastran los roles de socios y competidores. La prensa norteamericana ha señalado a China como el mayor "frenemy ", la contracción entre amigo (friend ) y enemigo (enemy ). Se necesitan mutuamente, pero parece que China sale ganando. La mayoría de los 300 mil millones de euros del comercio bilateral llegan de manufacturas chinas en mercados estadounidenses y Pekín guarda casi un billón de dólares de deuda estadounidense.

La economía china es aún un tercio de la estadounidense, pero la impresión del cambio de ciclo se ha acelerado tras la crisis global. El PIB chino vuela al 10% mientras el estadounidense se arrastra al 2,6%. Los lamentos de Washington se dirigen tozudamente a Pekín, antes subrayando la piratería rampante y últimamente, la política cambiaria. Tanto Pekín como expertos independientes aseguran que las vicisitudes del yuan influyen mucho menos en la maltrecha economía estadounidense que los problemas propios enquistados.

800 EUROS DE AHORRO AL AÑO Los beneficios que consigue EEUU de China son menos discutibles. Alcanzan a consumidores, exportadores y empresarios. Las demonizadas manufacturas chinas son un desahogo para su población. Ya en el 2005, un best-seller de la periodista estadounidense Sara Bongiorni relataba los esfuerzos que le había costado no comprar artículos chinos durante un año. Concluyó que las clases bajas no llegarían a fin de mes y las medias sufrirían. Las manufacturas chinas ahorran casi 800 euros anuales a cada hogar estadounidense, según un estudio de Morgan Stanley.

Compañías como Ford, Starbucks, General Electric o Caterpillar han desvelado sus ambiciosos planes de expansión en China. Casi la mitad de las empresas estadounidenses consiguieron porcentajes de ganancias mayores en China que en cualquier otro país del mundo, según una encuesta de la Cámara de Comercio de EEUU.

A cambio del acceso a un mercado de 1.300 millones de consumidores y a costes de producción muy baratos, China recibe muy poco en muchos casos. Un Ipod con el sello de Made in China, vendido en Occidente por 220 euros, apenas deja tres a la fábrica que lo ensambla, desvelaba The Economist. En los últimos meses son frecuentes las quejas de los empresarios extranjeros porque China les ha retirado la alfombra roja y prioriza a los competidores nacionales.

También los exportadores se benefician. Entre el 2001 y el 2008, los bienes estadounidenses que llegaron a China pasaron de 19 a 71 mil millones de dólares. El incremento es del 272%, cuando con el resto de países fue del 72% durante el mismo periodo. El año pasado superaron los 100 mil millones de dólares, 31% más que el ejercicio anterior. La lozanía económica del gigante asiático ha servido de vía de escape en el duro contexto global.

IMPORTANTE MERCADO "China sigue siendo un importante mercado para las fábricas y ganaderos estadounidenses durante la crisis financiera", indica el Consejo de Negocios Sino-estadounidense. El plan del presidente Obama para reducir el paro, que incluye doblar las exportaciones globales en cinco años, descansa en la confianza de China como comprador.

Por otra parte, la ingente deuda del Tesoro en manos chinas genera miedos de cómo puede utilizarla Pekín. "Nadie quiere problemas con su banquero", aclaró Hillary Clinton, la secretaria de Estado. Los expertos, sin embargo, aseguran que la deuda ata a ambos en un matrimonio forzoso. Daniel Drezner señala que les obliga a una interdependencia pacífica por una lógica parecida a la disuasión nuclear: "Un equilibrio de terror implica una coexistencia pacífica".