El escándalo del espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en sus siglas inglesas) sigue creciendo. La autorización que dio el presidente de EEUU, George Bush, después del 11-S para que los espías pudieran rastrear cualquier llamada internacional y las comunicaciones por internet de los estadounidenses sirvió de poca cosa. Agentes del FBI confirmaron al diario The New York Times que esta intromisión en la privacidad de los ciudadanos fue inútil, pues la mayoría de pistas no tenían fundamento o apuntaban a inocentes. Las organizaciones que luchan por los derechos civiles han cuestionado la legalidad de la decisión de Bush ante los tribunales.

Inundados por la catarata de datos aportados por la NSA --la mayor de las agencias de espionaje del país con sofisticados medios electrónicos--, los agentes del FBI encargados de comprobarlos llegaron a quejarse de que era como verificar "llamadas a Pizza Hut". No obstante, el vicepresidente, Dick Cheney, afirmó que este espionaje había salvado "miles de vidas" y Bush lo calificó de "herramienta vital" contra el terrorismo.

MALESTAR CONSERVADOR Bush ordenó este espionaje sin contar con el tribunal especial encargado de aprobarlo, algo que para un creciente coro de críticos lo convierte en ilegal. Entre ellos se encuentra el exvicepresidente Al Gore (demócrata), quien sostiene que el presidente ha estado "violando la ley de forma repetida" al espiar a los ciudadanos. "Creemos que esto es perfectamente legal, que el presidente tiene autoridad para autorizar estas actividades", le respondió el fiscal general, Alberto Gonzales.

Incluso los líderes republicanos no ocultan su malestar por este espionaje y el mes que viene el comité judicial del Senado investigará el asunto. Este grupo está presidido por el conservador Arlen Specter, quien el lunes admitió que Bush tendría que ser sometido a un proceso de destitución si las audiencias determinan que violó la ley de vigilancia de inteligencia extranjera que, desde 1978, obliga al poder ejecutivo a consultar con un tribunal especial antes de llevar a cabo espionajes como este.

VIOLACION DE ENMIENDAS En Nueva York y en Detroit, organizaciones de derechos civiles sumaron ayer fuerzas para intentar que los tribunales paren este espionaje. La Unión Americana de Libertades Civiles, el Consejo de Relaciones Americano-Islámicas y Greenpeace presentaron una demanda en Detroit contra Bush por exceder sus poderes, mientras que el Centro proDerechos Constitucionales hizo lo mismo en Nueva York. "Al comprometer los derechos a la libertad de expresión y a la intimidad de los demandantes y de otros, el programa de espionaje viola las enmiendas primera y cuarta de la Constitución", dice la demanda de Detroit.