Tengo doble nacionalidad: mi nombre en japonés es Kenya Fujimori". Así se presentó ayer el expresidente peruano ante el tribunal que lo juzga por las matanzas de 25 personas en Barrios Altos y la Cantuta, un día después de ser condenado a seis años de cárcel en otra de las siete causas que permitieron su extradición de Chile.

Fue un gesto inútil. El Chino , sobrenombre con el que se le conoce, sabe que no puede ampararse en su pasaporte japonés para eludir responsabilidades. Lo comprobó al oír impasible su primera e histórica sentencia por haber ordenado a un militar que suplantara a un fiscal. A fines del 2000, el simulador allanó la casa de Vladimiro Montesinos, jefe de los espías, con el propósito de sacar imágenes que pudieran comprometer al mandatario. Fujimori decidió apelar parcialmente esa condena de seis años. Sus abogados tienen 10 días para justificar la petición.

SUBIDA DE PRESION A diferencia del lunes, al inicio de los juicios por los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta --cuando El Chino tuvo un arranque de furia, le subió la presión y lo llamaron al orden-- quienes perdieron la calma en la sala el martes fueron los fujimoristas. Insultaron y amenazaron a los integrantes del tribunal con tomar represalias a partir del 2011, cuando prevén su retorno al poder. Algunos temen que las intimidaciones pasen de las palabras a los hechos a lo largo del juicio.

Fujimori aseguró a los jueces que "nunca, jamás" conoció ni tuvo vínculos con los integrantes del grupo paramilitar Colina , autor de las masacres. También negó haber sido amigo de Montesinos.