La huelga general que paraliza desde el 20 de enero la isla francesa de Guadalupe, en el Caribe, ha degenerado en violentas escenas de guerrilla urbana que se han cobrado el primer muerto. Tanto el Gobierno como el colectivo LKP (siglas en criollo de Juntos contra la Explotación) han hecho llamamientos a la calma, pero desde el lunes cada noche se reproducen los incidentes.

Jacques Binot, un sindicalista de unos 50 años, miembro del LKP, murió ayer por disparos surgidos desde una barricada instalada por jóvenes exaltados en un barrio pobre de la capital, Pointe-à-Pitre, cuando regresaba de un mitin, en un vehículo en el que viajaba con un acompañante. El proyectil que le causó la muerte fue disparado con una escopeta de caza o de pistones y no era una "bala perdida", según el fiscal de Pointe-à- Pitre, Jean-Michel Prªte, quien destacó que "no había fuerzas policiales en las proximidades". Según el testimonio de una joven, "el coche del sindicalista se paró ante la barricada y dio media vuelta". El tiro "penetró por la ventana del acompañante" de Binot, que fue "alcanzado en el pecho", explicó el fiscal.

CAOS Y PILLAJES Los servicios de socorro, alertados a medianoche, no pudieron atender a Binot hasta tres horas después, ya que fueron recibidos con disparos desde la barricada, que hirieron ligeramente a tres policías. Tres gendarmes sufrieron también heridas leves por disparos en la localidad de Baie-Mahault, a 10 kilómetros de la capital.

Estos fueron los incidentes más graves de una noche que se saldó con una quincena de comercios saqueados, siete establecimientos incendiados, 21 coches quemados y 13 detenidos. Christian Vainqueur, dirigente de un sindicato policial, declaró al diario Le Monde que "los gendarmes están desbordados" y "no pueden garantizar la seguridad en el conjunto del departamento". "Nos encontramos frente a una especie de guerrilla" que posee más armas y actúa con más violencia que en las banlieues de París, añadió.

La ministra del Interior y de Ultramar, Michèle Alliot-Marie, convocó ayer una reunión diaria para examinar "la seguridad pública en las Antillas" y anunció la salida de cuatro escuadrones de gendarmes suplementarios (300 hombres) hacia Guadalupe. Otros cuatro habían sido ya enviados a la isla, igual que a Martinica, que lleva dos semanas en huelga. El portavoz del Gobierno, Luc Chatel, y el propio líder del LKP, Elie Domota, hicieron ayer llamamientos a la calma, pero todo indica que los convocantes de la huelga han sido desbordados por la violencia de los jóvenes encolerizados. "Nos enfrentamos a dos públicos diferentes", reconoció el prefecto de Guadalupe, Nicolas Desforges. De día, la huelga sigue en calma, pero, por la noche, estalla la violencia.

"No pongáis vuestra vida en peligro, no pongáis la vida de los otros en peligro", clamó Domota por la radio. El líder del LKP se declaró "triste" por la muerte del sindicalista, pero recordó que hace un mes que miles de personas salen a la calle para protestar por la carestía de la vida y la situación social en la isla, sin ser escuchados ni por el Estado ni por la patronal.