La espiral de violencia entre las milicias sunís y chiís ha obligado al Gobierno iraquí y a las fuerzas de Estados Unidos a replantearse por enésima vez su estrategia de seguridad en Bagdad. Ayer, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, anunció la inminente puesta en práctica de un plan de seguridad que incluye una intensa campaña de redadas barrio a barrio y de asalto a casas de sospechosos, que parece enmarcarse en la nueva estrategia para Irak que el presidente de EEUU, George Bush, debe presentar en los próximos días. Aunque su proyecto de enviar más soldados topa con un fuerte rechazo con el rechazo absoluto de los líderes demócratas y el escepticismo de miembros de su partido, como el senador Trent Lott.

"El plan de seguridad para Bagdad está listo y esperamos poder ponerlo en práctica con nuestras fuerzas de seguridad y el apoyo de la fuerza multinacional", afirmó el primer ministro durante una ceremonia que conmemoraba el aniversario de la fundación del Ejército iraquí. "El nuevo plan será aplicado con energía y empleando todas nuestras fuerzas", insistió el mandatario iraquí, cuyos asesores señalaron que la operación no tiene fecha límite, que cuenta con varias fases y que puede incluir el envío a la capital de 9.000 soldados más de EEUU.

Maliki aseguró que el proyecto debe implicar a todos los iraquís. "Rechazamos totalmente cualquier injerencia de los partidos políticos en este plan, que no va a dejar refugio para nadie que opera fuera de la ley, sea cual sea su confesión religiosa o su filiación política", avisó. También explicó que, en el nuevo plan, los mandos militares iraquís tendrán plenos poderes para actuar en las zonas bajo su custodia. "Quizá la operación cause problemas a la gente, pero esperamos que comprendan que es por su bien", comentó.

Este nuevo operativo llega tras el fracaso del anterior plan de seguridad de Maliki, bautizado como Juntos adelante , lanzado sin demasiado éxito en junio.

OLA DE VIOLENCIA Cada día, en Bagdad, se descubren decenas de personas de una u otra confesión ajusticiadas de un tiro en la cabeza y con signos de haber sido torturadas. Ayer mismo, otros 27 cadáveres de personas secuestradas y ejecutadas aparecieron en un barrio suní de Bagdad, que se suman a los 47 encontrados la noche del viernes.

Las fuerzas de EEUU detuvieron a cinco presuntos terroristas y el Ejército iraquí anunció haber abatido a 30 insurgentes.

La situación de violencia es de tal dimensión que, según la ONU, una media de 100 civiles mueren diariamente en Irak, la mayoría de ellos en la capital, donde también se han multiplicado los asesinatos de intelectuales, artistas y profesores.