Cuando aún no se han enterrado en la ONU los resquemores y la grave división creada por el ataque unilateral de EEUU a Irak, hace justo dos años, el secretario general de la organización mundial, Kofi Annan, propondrá hoy la adopción de un nuevo código para el uso de la fuerza militar, en su amplio paquete de recomendaciones de reforma de las Naciones Unidas.

Con estas reformas, Annan intenta restaurar la pérdida de la confianza en la ONU, causada por el enfrentamiento de sus miembros en el Consejo de Seguridad, que precedió a la guerra de Irak. Un avance hecho público ayer revela la propuesta de que la ONU apruebe un documento "que defina las condiciones del uso de la fuerza por la comunidad internacional" y que permita al Consejo de Seguridad decidir "cuándo y cómo" se debe llevar a cabo una acción militar.

Dado que EEUU se arroga el derecho al uso unilateral de la fuerza desde que el actual presidente, George Bush, llegó a la Casa Blanca, es previsible que esta propuesta de Annan choque con la resistencia de Washington durante las discusiones sobre el informe de recomendaciones para la reforma de la ONU. La reforma del organismo, que este año celebra su 60 aniversario, deberá ser aprobada por la Asamblea General y por los líderes mundiales que acudan a la cumbre de septiembre.

CONSEJO DE SEGURIDAD Otras propuestas del jefe de la ONU caerán mejor en Washington, como la adopción de un tratado antiterrorista para septiembre del 2006, que castigue los atentados suicidas y defina el terrorismo como "cualquier acto que cause la muerte o graves daños corporales a civiles o no combatientes".

El jefe de la ONU respaldará también la ampliación del Consejo de Seguridad, para que los 191 miembros actuales de la organización mundial estén más democráticamente representados en su órgano ejecutivo. Para evitar roces, Annan ha decidido dejar en manos de los gobiernos la nueva estructura del Consejo, aunque las dos fórmulas que se barajan harían aumentar sus actuales 15 miembros a 24.

NUEVO ORGANO Annan propondrá también crear un órgano que ayude a recuperarse a los países que hayan sufrido una guerra. Además, respaldará la reforma de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra. El secretario general recomendará que se reduzca y transforme en "un consejo de derechos humanos" cuyos miembros sean elegidos por la Asamblea General.