Han tenido que pasar 18 meses de parálisis parlamentaria, seis de vacío presidencial y una semana de combates sangrientos para que las facciones políticas enfrentadas en el Líbano pudieran entenderse. Tras seis días de tensas negociaciones auspiciadas por la Liga Arabe en Doha, Gobierno y oposición acordaron ayer compartir el poder y abortar una nueva guerra civil. Como primer paso, elegirán este domingo al jefe del Ejército, Michel Suleimán, como nuevo presidente.

Si bien nadie quiere hablar de vencedores ni vencidos, Hizbulá ha logrado imponer sus demandas. Su principal victoria es el acuerdo para formar un Gobierno de unidad nacional, donde la oposición, representada por los chiís de Hizbulá y Amal y los cristianos del exgeneral Michel Aoun, tendrá poder de veto sobre todas las decisiones. El nuevo Ejecutivo tendrá 16 ministros leales a la coalición gubernamental del primer ministro Fuad Siniora, 11 de la oposición y tres figuras neutrales. El pacto se pondrá en práctica "inmediatamente", dijo el mediador qatarí, Hamad bin Jassem.