El Gobierno argentino lanzará el próximo lunes el denominado operativo rescate para detectar y atender la ola de desnutrición en todo el país, cuando se hizo pública ayer la muerte de otro niño --el noveno-- en la provincia de Tucumán, y 45 casos fatales en la provincia de Misiones. El programa --que contará con la participación del Ejército, universidades y la Asociación de Pediatría-- fue anunciado ayer por Hilda Chiche González, esposa del presidente, Eduardo Duhalde.

"Tucumán es la punta del iceberg, porque en realidad todas las provincias tienen problemas, en algunos casos más graves que en otros", admitió. El Gobierno, agregó la esposa de Duhalde, debe llegar a "quienes nadie había llegado antes. Las responsabilidades se irán desvelando con el tiempo. No nos corresponde determinarlas. Dios dispondrá".

La ministra de Desarrollo Social, Nélida Doga, se declaró "impactada" por la última tragedia en Tucumán, en el norte del país. "Los políticos, en vez de contar votos, van a contar muertos", advirtió. Un bebé de tres meses falleció en la localidad de Santa Ana, a 15 minutos de la capital provincial, a causa de la desnutrición y una infección pulmonar. "No teníamos dinero para los medicamentos y tampoco recibimos ayuda", dijeron sus padres.

El gobernador tucumano, Julio Miranda, se desentendió de la crisis y dijo que el problema es nacional y golpea "desde hace 20 años". El cuadro de esta provincia azucarera y de producción de cítricos, con una de las tierras más fértiles del país y donde florecen los casos de corrupción como hongos, es más grave de lo que se pensaba, según reconocen ahora en Buenos Aires.

SIN AYUDAS

Un total de 263.670 tucumanos, el 15% de su población, recibe algún tipo de ayuda oficial. Pero una cantidad similar está completamente excluida de los planes de ayuda oficial. "Vivimos a la buena de Dios", dijo en el misérrimo pueblo de Aguilares, situado a 130 kilómetros al sur de la capital tucumana, Elsa, una mujer que ayer participó en uno de los múltiples cortes de carretera que hubo por todo el territorio para reclamar alimentos y trabajo.

El sacerdote español Angel García, de la fundación Mensajeros de la Paz, dijo estar impresionado por ver en Tucumán tantas "caras desoladas" de niños.