Familias abatidas, exhaustas y hambrientas de refugiados palestinos siguieron saliendo ayer del campo de Nahr al Bared, tras una semana de combates entre el Ejército libanés y el grupúsculo yihadista de Al Fatá al Islam (AFAI). Dos camiones con alimentos de la Cruz Roja entraron en el campo, casi a la vez que varios contenedores con armamento y material logístico del Ejército libanés, que prepara su asalto final. Sin agua potable ni luz desde el inicio de la crisis, la situación humanitaria alcanza tintes dramáticos y lo peor está por llegar.

Aún así, miles de civiles siguen dentro. Algunos son demasiado pobres para pensar siquiera en huir, otros no quieren dejar lo poco que tienen, y el resto tiene miedo a que el Ejército arreste a los hombres de la familia. Entre quienes se marcharon ayer, aprovechando el paréntesis diurno de las hostilidades, estaba Haned Ahmad, madre de diez hijos. Un misil de la artillería libanesa destruyó su casa. Sus hijos llevan tres días sin comer. "Mi marido y mis hijos mayores se han quedado porque el Ejército arresta a todos lo hombres que salen", cuenta entre lágrimas.

DESMENTIDO OFICIAL Sin embargo, un oficial libanés negó a este diario este rumor extendido entre los residentes del campo. Si salen con identificación, con una bandera blanca y no pertenecen a AFAI, no corren peligro.

Al caer la noche volvieron los combates. A Beirut llegaron tres aviones de EEUU.