A la espera del desenlace fatal, todo parece indicar que sigue la negociación sobre el cómo --y sobre todo el dónde-- del entierro de un hombre de Estado que no llegó a tener Estado.

En el plano político, la voluntad de unidad nacional entre las 13 organizaciones palestinas parece de momento primar sobre una abierta competición por el poder. Ello explica quizá que, en las últimas horas, el tándem Abu Mazen y Abu Ala, los dos únicos primeros ministros que ha tenido el no-Estado palestino, parecen estar haciéndose con el control real.

Si podrán garantizar una transición estable, el tiempo lo dirá. La verdad es que Yasir Arafat, que durante décadas lo controló todo, y cedió con reservas sólo algunas parcelas de poder, deja un enorme espacio por llenar. Pero al menos se intenta que el sepelio ocurra en tierra palestina.

Como Moisés, lideró a su pueblo en una larga travesía, pero no llegó a entrar en Jerusalén, sólo a entreverla desde la distancia.

*Catedrático de Ciencia Política.