Los alemanes aún no pueden creerlo. Siete años después de la matanza en una escuela de Erfurt, la tragedia se ha repetido. Esta vez ha sido en Winnenden, una ciudad de 28.000 habitantes situada a 20 kilómetros de Stuttgart, en el próspero estado de Baden-Wurtemberg. Su protagonista fue un adolescente de 17 años que ayer acabó con la vida de 15 personas y terminó suicidándose tras ser acorralado por los agentes de la policía.

A última hora de la tarde de ayer, los habitantes de la pequeña localidad de Winnenden seguían concentrándose en la puerta de la escuela donde se produjo la matanza. "Aún no podemos creerlo", decía entre lágrimas una mujer abrazada a su marido. Grupos de adolescentes depositaban flores y velas en el exterior del lugar, muchos de ellos sin saber todavía si todos sus amigos estaban a salvo o habían perecido en el incidente.

Todo ha sido muy caótico y aún quedan cadáveres dentro que quizá sean de alguien que conocemos", comentaba Anja, de 16 años, alumna del instituto de al lado. A las ocho de la noche, solo se escuchaban las campanadas de la iglesia en el centro de Winnenden. Era la primera de las misas por las víctimas. Los vecinos acudían en pequeños grupos silenciosos, conmocionados aún por la tragedia.

CON ATUENDO MILITAR La pesadilla de Winnenden empezó poco después de las nueve de la mañana. Sobre esa hora, Tim Kretschner entraba en su antigua escuela con un arma que había cogido de la colección de su padre y vistiendo atuendo militar. Tim se dirigió a una clase y empezó a disparar indiscriminadamente. Después pasó a otra clase e hizo lo mismo. El joven dejó 12 cadáveres, tres de profesores y nueve más de estudiantes de entre 14 y 15 años, ocho de ellos chicas, además de varios heridos. Todo pasó muy rápido, como informaba en rueda de prensa el ministro regional de Interior, Heribert Rech. "La mayoría de las víctimas aún sostenían los bolígrafos en las manos", explicó.

La policía no tardó en llegar a la Realschule Albertville, donde procedió a poner a salvo a los más de 1.000 alumnos del centro. Según el presidente de la policía regional, Erwin Hetger, la rápida actuación evitó que la tragedia fuera aún mayor, ya que el joven tenía pensado "algo aún mayor de lo que hizo", a tenor de la gran cantidad de munición que llevaba consigo.

Al llegar la policía, Tim se dio a la fuga. En su huida disparó contra un empleado de una clínica cercana. Después asaltó un coche y obligó al conductor a llevarle a la localidad de Wendlingen, a 40 kilómetros. El joven no disparó contra el conductor, aunque sí contra otras dos personas que se encontraban en un concesionario de Volkswagen en el que irrumpió a tiro limpio. "Disparaba a cualquier cosa ante sus ojos", explicó Hetger.

PERSECUCION DE TRES HORAS Tras tres horas de persecución, durante las que más de un millar de agentes buscaron al agresor y sellaron las entradas y salidas de Winnenden, la policía logró acorralarle en el concesionario. Se inició un tiroteo en el que dos agentes resultaron heridos de gravedad. Al poco tiempo, el propio Tim se quitaba la vida tras resultar herido, según la versión policial.

Nada se sabe de los motivos que llevaron al joven a perpetrar la matanza. "Era un chico normal, con mucho dinero y pocos amigos", explicaba un joven a este diario en la puerta de la escuela. Sus exprofesores lo describen como un estudiante poco problemático, ni muy brillante ni rezagado. Tim había acabado sus estudios en la escuela el año pasado y ahora realizaba una formación profesional.

BUEN TIRADOR Las versiones sobre la "doble personalidad" que ocultaba el joven bajo su tranquila apariencia se sucedían en las cadenas de televisión alemanas. Unos decían que el chico era adicto a videojuegos violentos, otros que tenía una gran colección de películas de terror y practicaba el tiro en su sótano. Según la cadena ZDF, el chico y su padre, un adinerado empresario, eran miembros de un club de tiro y buenos tiradores.

La policía aún no ha dado detalles, aunque se sabe que sus padres fueron interrogados sobre el estado mental de su hijo. El arma empleada por el joven era una de las 15 que el padre guardaba en la casa de manera legal y, al parecer, la única que escondía en el dormitorio.

UN DIA DE DUELO La cancillera, Angela Merkel, habló de "un día de duelo" para toda Alemania. Merkel puso todos los medios del Gobierno a disposición del estado de Baden-Wurtemberg. No se sabe aún si el Gobierno volverá a endurecer las leyes de posesión de armas como hizo tras la matanza del 2002 en una escuela de Erfurt y tras un drama similar en Emdstetten, en noviembre del 2006.