Ano ser que las encuestas sufran una hecatombe histórica, EEUU --con el apoyo nada disimulado del resto del mundo-- se dispone hoy no solo a borrar los ocho años neocon de George Bush, sino a dar un giro progresista al país, que se verá reforzado por la mayoría que se augura a los demócratas en las dos cámaras del Congreso.

Es cierto que EEUU es un país conservador; es cierto que en la historia reciente hay dos muy buenos ejemplos de que las elecciones no se ganan hasta que se cuentan los votos; es cierto que el color de la piel de Obama añade un punto de incertidumbre a los sondeos; es cierto que hay millones de indecisos que es probable que acaben votando republicano... Pero también es verdad que las encuestas no se ponen de acuerdo en las ventajas que le dan a Obama, pero sí en el hecho de que va por delante (7,5 puntos ayer de media en la intención de voto nacional; 353 a 185 votos electorales en la aritmética que cuenta, la de los estados, según las contabilizaciones de Realclearpolitics). Y lo que Obama llamó "los vientos justos de la historia" soplan a su favor.

Obama no es el primero en hablar de cambio. Pero ha personificado --por su biografía y el color de su piel-- el cambio, que dicho por él suena creíble solo porque lo dice él. Obama le ha dicho a EEUU que ya no se puede seguir así: negando el cambio climático; con una política exterior cowboy; confundiendo los campos de batalla de la guerra contra el terror; mancillando la imagen de EEUU; enrocándose en la ideología más ortodoxa para no frenar la caída libre de una economía dañada en Wall Street y las fábricas tradicionales, como la automovilística. No se trata tanto de qué propone Obama para solucionar estos problemas, sino de haberlos diagnosticado y detallado.

ESCENA POLITICA Y, sobre todo, de haberlos vinculado a un partido, el Republicano, y a una ideología, la conservadora, que de una forma u otra llevan dominando la escena política estadounidense desde la revolución Reagan, e incluso un poco antes. Cuando quebró Lehman Brothers no solo cayó el sistema financiero. Se acabaron las esperanzas de John McCain de convertir estas elecciones en un referendo sobre Obama y pasaron a ser un plebiscito sobre Bush y el Partido Republicano. El demócrata es la promesa de una forma diferente de hacer política, menos sectaria, más pactista, aunque en una de sus contradicciones su historial de votaciones en el Senado (la única vara para medirlo de la que se dispone) es muy progresista, en términos estadounidenses. Visto desde el resto del mundo, Obama es la idea de que se puede volver a contar con EEUU. Aunque este mismo Obama sea el que ha dicho ser partidario de bombardear Pakistán si el espionaje es capaz de encontrar allí la cueva de Osama bin Laden.