"Esta puede ser la última oportunidad de hacer bien las cosas" y "corregir el curso de la acción". Con estas palabras, Oxfam Internacional valoraba, en su último informe titulado Promesas, promesas , la denominada Conferencia de Kabul que se celebra hoy en la capital afgana. Con unas calles saturadas de controles policiales, representantes de 60 países y organizaciones internacionales debatirán durante la jornada el modo de enmendar los errores cometidos en el flujo de ayuda al desarrollo enviada al país asiático por la comunidad internacional, y de incrementar la participación del Gobierno afgano en la gestión de los programas humanitarios y en las tareas de mantenimiento de la seguridad.

Desde el 2002, la comunidad internacional ha comprometido o gastado 40.000 millones de dólares en Afganistán. De esta cantidad, según Oxfam Internacional, un tercio se ha dedicado a desarrollo, pero "debido a la corrupción, mala administración gubernamental, duplicidad de los esfuerzos y otras prácticas derrochadoras" un porcentaje "no suficiente" de ella ha cumplido sus objetivos y llegado a las personas o instituciones a las que estaba dirigida.

MEDIDAS ANTICORRUPCION El Gobierno afgano presidido por Hamid Karzai tiene previsto solicitar un aumento del porcentaje de ayuda controlado por el Ejecutivo del 20% actual a cerca del 50%, a cambio de controles más efectivos en la lucha contra la corrupción. "Hay mucha expectación y preocupación; el Gobierno siempre ha dicho que no puede luchar contra la corrupción porque controla solo un pequeño porcentaje de la ayuda; si tras la conferencia, no se producen cambios, entonces habrá perdido toda legitimidad y será su fin", valora telefónicamente desde Kabul Omar Sharifi, director del Instituto Americano de Estudios Afganos.

Sharifi cree que la conferencia constituye una oportunidad --"puede que la última"-- de recuperar la credibilidad para un Ejecutivo, cuya legitimidad está en entredicho por las acusaciones de corrupción y fraude tras los comicios de agosto.

Otro de los objetivos de la conferencia es impulsar el programa para que Ejército y la policía que asuman progresivamente responsabilidades de seguridad. Se trata de una tarea repleta de dificultades, habida cuenta que los afganos "están cada vez más atrapados entre un Gobierno débil y predador y facciones antigubernamentales que recurren al terror", según Oxfam.