La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), organismo dependiente de Naciones Unidas, dio ayer una última oportunidad a Corea del Norte para que readmita a los inspectores que supervisaban su programa nuclear, antes de denunciar al régimen de Pyongyang ante el Consejo de Seguridad de la ONU por incumplir sus obligaciones. En una resolución aprobada ayer en Viena, la agencia exhortó al país asiático a "cooperar de forma urgente (con la AIEA) para permitir el control de sus instalaciones".

POSIBILIDADES

Mohamed el Baradei, director general de la AIEA, aclaró posteriormente que los términos del texto implican que, en el caso de que las autoridades norcoreanas se opongan al regreso de los inspectores de la AIEA y se nieguen a poner de nuevo en marcha los dispositivos de control (cámaras de televisión, sellados) en sus instalaciones, la agencia trasladará al Consejo de Seguridad el consiguiente "incumplimiento" por parte de Pyongyang de sus obligaciones sobre su programa nuclear.

Los analistas coinciden en que ello derivaría muy probablemente en la imposición de sanciones. "Depende de Corea del Norte que el problema evolucione hacia una situación de crisis", dijo.

PRIORIDAD A LA DIPLOMACIA

Por el momento, las potencias implicadas dan prioridad a la diplomacia. En Washington, representantes de Corea del Sur, Japón y EEUU se reunieron ayer para discutir la estrategia a seguir. Según varias filtraciones, el Gobierno de Seúl quiere poner sobre la mesa un plan de tres puntos en el que se garantizaría a Corea del Norte el suministro de combustible para generar energía eléctrica a cambio de renunciar a sus ambiciones de desarrollar armas nucleares. El creciente antiamericanismo en Corea del Sur está abriendo una brecha entre Seúl y Washington.