Un ciudadano de Phoenix, en el estado de Arizona (EEUU), fue condenado a muerte en la madrugada de ayer (hora española) por un asesinato que cometió, como acto de venganza, días después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York.

El crimen ocurrió el 15 de septiembre del 2001. Frank Roque, de 44 años, se plantó en una gasolinera y disparó contra el hombre que la regentaba, Balbir Singh Sodhi, un inmigrante indio de confesión sij. Siguiendo los preceptos de su religión, Sodhi llevaba turbante y lucía barba, lo que motivó que Roque le confundiera con un árabe.

AGRESIONES RACISTAS

Este caso fue el más grave pero no el único. En EEUU, varios sijs sufrieron agresiones después del 11-S, al ser tomados por seguidores de Osama bin Laden. El acusado tiene pendientes otros cargos por haber disparado también, contra personas de ascendencia afgana y libanesa.

Roque, que por prescripción médica toma un antipsicótico muy fuerte, escuchó el veredicto, en la sala del Tribunal Superior del condado de Maricopa, sin inmutarse, según informa la agencia Reuters. El caso seguirá un proceso de apelación, obligatorio cuando se produce una condena a muerte. Si la apelación es rechazada la sentencia se ejecutará por inyección letal. Los fiscales insistieron en que Roque sólo actuó por racismo y odio. La defensa alegó que Roque era un enfermo mental.

Roque se ha convertido en el condenado número 127 del corredor de la muerte de Arizona. Irónicamente, su sentencia coincide con el día mundial contra la pena de muerte, que se celebró ayer.

ACTOS EN TODO EL MUNDO

Amnistía Internacional (AI) celebró actos en todo el mundo y recogió firmas contra las sentencias de muerte. En el 2002, AI registró 248 sentencias de muerte en 67 países y 1.526 personas fueron ejecutadas.